Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de 2014

Desátame los miedos.

Aprendí a jugar con el fuego de tal manera que acabó gustándome la sensación de terminar convertido en cenizas. A saber que después de todo nos llevaríamos algo el uno del otro, aunque no siempre a todo el mundo le corresponda la misma parte. Y en este caso, te tocó elegir a ti. Poco se habla de lo que dejamos a medias, de lo que no se habla, del te va a doler si lo grito con la misma fuerza que tiene lo que no quiero pronunciar. Porque eso, eso me va a doler a mí. Estás a tomar por culo de kilómetros y aún así siento escalofríos cuando me noto sin ti, cuando duele ahí,  justo donde no estás. Desátame los miedos, deja que huyan y busquen cobijo en algunas mejillas de cara al sol. Nos hicimos polvo cuando el invierno decidió ponerle un grado menos a todo esto. Maldita sea, no sabes el mal sabor de boca que deja no terminar una historia como se merece. Y tú, qué querías que hiciese, si yo solo no supe quererte. A ti te dejé el resto, el resto de mi vida y un par de bes

Bajo cero.

Apostaría y empezaría todo esto por el final, pero  las cosas se complican si tu ya no estás en mis finales. Si ya después de despedirnos no miras atrás por si yo también  lo hago. Porque lo hago.  Las cosas tropezaron cuando, por inercia, dejaste de ver al mundo como  nuestro reflejo al pisar un charco.  Nos hicimos polvo cuando  el invierno decidió ponerle un  grado menos a todo esto, cuando el brillo de tus ojos  se disfrazó de querer seguir aquí, mientras todo el resto de tu cuerpo había salido corriendo.  Porque el hielo quema, y tu risa da vida.  La suerte habla por ahí de ti, y vaya si da envidia.  Empezar por querer, y querer acabar por quererse.  Ojalá el amor fuera poesía, chocolate, películas y palomitas.  Y no tú, ni las caricias porque sí. Me cuesta mirar a través de ti, y si te quitas del medio me quedo ciego. Será cierto que no quise darme la vuelta, pero es que tu paisaje era tan bonito. No sé, por estas cosas no me gusta volver a escribir. Lo siento. 

no sé.

El otro día me puse a pensar en la de mierdas que podría escribir una noche como esta, y solo pude sacar ciertas cosas que me duelen, aquí dentro. No estoy seguro de lo que se puede llegar a sentir cuando te falta una persona, lo que si sé es que sin ella, tus heridas no cicatrizan. Estás rodeado de gente y sólo quieres ver su rostro, o imaginar su risa entre los susurros del viento levantando su flequillo. Las muecas eran marcas de destrucción, y sus lunares, puntos que equidistaban del centro del universo a una potencia capaz de acabar con cualquier corazón que se pusiera por delante. Los trenes se detenían cuando estaban a punto de colisionar con sus costillas, y el miedo; se convertía en una cara opuesta a lo que viene siendo la tristeza. No sé describir la sensación que te entra por debajo del ombligo y te recore beso a beso, cada trozo de tus huesos laten al compás de un corazón que no te da la vida. O si, pero de una forma muy distinta a su manera de decirte que er

Tu mundo era ese.

A ver, yo no es que esté totalmente de acuerdo con eso de que si quieres; si quieres de verdad, tengas que estar dispuesto a todo. Tampoco me gusta hablar del tiempo que se pierde intentando encontrarte en otra persona, y crees que no lo pierdes, porque te hace ver que puedes pararlo. Y no, pasa tan rápido como cualquier fin de semana tirado en el sofá, porque no tienes otra cosa que hacer que intentar no pensar en aquello que te hace una señal de stop al intentar cruzar gran vía. Miles de semáforos en rojo, personas esperando, humo, mucho humo. Y ruido, de coches; parejas gritándose; su risa en tu cabeza. Sientes como el viento te araña un poco la cara cuando intentas levantar cabeza, o simplemente te deja los ojos secos al querer invertir la vista. Tu mundo era ese, era ese árbol que pasaste de largo cuando cruzaste por el parque, era ese tren que sacudió a toda hostia el volante de su falda; y te lo perdiste. Tu mundo no era más que unas clavículas que d

Éramos el chiste más malo de la historia.

Tengo que confesar que me arrepiento y no sabes cuanto de las cosas que dejé pasar por tener el presentimiento de que podrían mantenerse entre el saber estar, y el no hacer daño. La verdad es que me encantaba que me hicieras rasguños, que me dispararas a distancia y nunca llegaras a matarme. No puedo decir que sé olvidar, no puedo jurarle a nadie que dejas de estar en algún momento de mi vida. Porque, de algún modo u otro, a veces te escucho susurrar, y te veo. En los espejos, abrazándome; en la Luna, prometiendo volver algún día en aquella nave espacial que nos hiciera desaparecer de este puto universo. Suena bien, ¿verdad? Desaparecer. Como si la razón y el olvido hubieran enterrado el hacha de guerra y hubiesen decidido irse de fiesta juntos. Como si algún día volvieras a decir que todo iría bien mientras yo te pedía que te quedaras. Y no, ya apenas salgo a pasear. Tampoco veo a personas juntas sin que suelte esa sonrisa de "esos no tienen ni puta idea de amor". Lo

A.

Tendría que apagar mis ganas de vivir para no querer estar contigo. Primero me vienes con esa cara de no saber dónde cojones estás, y yo me tiro encima fingiendo ser una brújula rota. Luego te quedas queriendo no querer irte, y te juro que si das un paso más me muero. Tus holas, tus abrazos, tus cosas buenas. Tus despedidas, tu manera de hacer que el mundo cambie de color bruscamente, tus cosas malas. Tu forma de achinar los ojos cuando no ves más que un par de manchas enfrente de ti, cosa que se vuelve absurda al pensar que esos ojos ven mucho más allá de lo que cualquier corazón puede llegar a sentir por alguien. Tu forma de andar, de imitar esa manera que me encanta de hacer que las flores destiñan en pleno verano, por el calor, supongo. Te juro que daría lo que fuera por volver a darte la mano si alguna vez te quedas atrás en un semáforo. Las palomitas que tiras en el cine, o las que me dabas de tus manos tan llenas de timidez que cualquier mendigo se atrevería a decirte qu

Antes de convertirme en la mitad de todo.

Echo tanto de menos a la persona que solía ser antes de conocerte, antes de convertirme en la mitad de todo, de nada . Qué pasa si decido rendirme y pedirte con todas mis ganas que te saltes todas las reglas de mi vida. De dónde salen estas fuerzas para no querer hacer nada que no tenga que ver contigo. A veces pienso en escribirte para que me lo devuelvas, sin el miedo a que no tengas ni una sola palabra que decirme. Porque tu silencio era el eco de aquel pozo al que me tiré de cabeza. Y, el problema, aparece cuando ves la salida y odias todo lo de fuera. Dime como te sentirías si sentirte algo mejor supone suponer que todavía no me has soltado. Necesitaba sentir algo, aunque sea dolor. Aunque sólo sea el mísero pellizco de azúcar de tus cafés de por la mañana. No quiero pensar que puedo tropezar, que me enamoré desde el primer segundo que te tuve enfrente. No sé muy bien como explicar esta parte, pero deberíais ver su espalda, es sin duda el mejor cuento para dormir que conozc

nada más que añadir.

ya no me gusta escribir porque me he dado cuenta que intentar expresar con palabras de cierto modo lo que yo sé que podríamos haber construido con tu sonrisa y mi capacidad de ser un gilipollas, es algo, no imposible, sino lo que se le asemeja a esa palabra. Algo como tú y como yo, algo extraño que vaga de noche por las calles de nuestra ciudad pero se olvida de pasar por delante de tu puerta y de la mía. O tal vez sólo lo ignora, siendo consciente de que hay algo más que pisotear aquí, que debajo del fango que entierra nuestros pulmones hay un reloj haciendo TIC TAC que es capaz de hacer explotar al mundo si lo desea. no todo es cielo y estrellas, claro que tiene que haber nubes, pero que todos los días caiga este chaparrón encima de mi pues como que me toca un poco las ganas de quedarme contigo haciendo cosas raras en el sofá. Y del sofá pasar a la cama. Y allí pues desmontarla, amanecer, saber que se va a acabar y querer continuar hasta el final. Algo que puede que no entiendas nu

tantos engaños que.

y otra vez creo que me he equivocado de estación, pero se está tan agusto aquí. no me siento como si hubiera fracasado, porque mil trenes pasan y quizá vengas en uno de ellos. aunque sea de paso, aunque te bajes aquí, o si haces como que vienes y luego pasas de largo sin volver la mirada. pero tranquila, al final de la película no me voy a quedar a ver los créditos, intentaré coger aire y desear con todas mis ganas que, decidiera algún día subirme a un tren, y que fuese el correcto. El que susurraba tu nombre cuando sonaba el timbre dando la señal de que había llegado a su destino. y verte, verte y oírte no decir nada, solo que me transmitas esa sensación de que me llevas esperando toda la vida.

mist.

Creo que si la esperanza existiera de verdad, no nos tendría más tiempo separados. Alguna vez pensé que si fuera cierto que bajo la lluvia solo aguanta el que se quiere, estaríamos nosotros dos en medio de esa calle mientras la lluvia cae con la intención de matar a algún que otro poeta desolado. Sabes, el mundo sigue cayendo. Nos vio pasar de largo y Madrid no se lo creía. Si estábamos juntos en esto dime por qué me siento como si mi propia sombra hubiera elegido ser tu chaleco antibalas. Qué menos que dejar que me quiera un poco, ya que lo último que deseabas era que intentara darte lo mejor de mi. Y ahora no me arrepiento, de no haber podido darte más. En cierto modo, me dejé las buenas noches en cada rincón de tu habitación, algún que otro te quiero en el cajón de arriba de tu mesita de noche. Aún no se me han cumplido los deseos que solía pedir a las estrellas. Tal vez porque ya ni las estrellas fugaces me dejaban el tiempo necesario para intentar no echarte de menos. Mald

@yourscars_

Sabéis lo que es una chica triste un sábado por la noche. Lo mismo que el mejor día de tu vida no sea el mejor que hayas tenido, sino el menos malo. Me he perdido diecisiete años, incluso me arrepiento de no haber estado en los días en los que no pensabas en nada, solo en desgarrarte la piel de los huesos haciendo que el dolor saliera de dentro. Si no sale, hacemos que salga. Y hay mil maneras de hacer las cosas. Hay mil motivos por los que esas maneras están aquí rodeandonos con una soga. Una, está la vida que tenemos, esa que deseamos que acabe lo más pronto posible. Queremos otra diferente, no la que te hace cerrar los ojos ya no por miedo, sino por asco. He observado que de cierto modo siento que te conozco desde hace mucho tiempo, y en sólo dos días he visto lo que eres capaz de hacer con otro cuerpo que no sea el tuyo. Porque con el tuyo ya no quieres hacer nada. Pero yo con el mío quiero recorrer California, casarme y que se me olviden los anillos encima de la mesa. Y a

El espectador de mi destruccion.

Son las cinco de la mañana, y me ha dado por asomarme a la ventana, y mirar de frente a las cosas que nunca llegue a alcanzar. Lo reconozco, no he sido valiente. Aun no te he soltado. Lo cierto es que todavía le sigo dando la razón al quioskero, de lo genial que se nos veía juntos. Hace frio en verano. Me prometiste abrazarme si alguna vez sentia miedo. Siempre he sido muy de salir corriendo, pero nunca fue lo mismo correr con el corazón pendiente a tus brazos, los que me esperaban al otro lado de la calle. Se hace tarde, odio que el tiempo siga avanzando y se olvide por completo de mi. Nunca se me dio lo suficientemente bien no darte las gracias por haberte colado en mi caos, por haber puesto mi habitacion patas arriba cada vez que la luz se apagaba. Y todavía me parece mentira que te atrevieras a colocarme tan arriba. La de veces que hemos hecho historia, le ganamos mil pulsos al reloj. Me ganaste la partida, me hiciste ver que un sábado contigo en casa no era lo mismo que

Dudas infinitas

Hoy me ha dado por hablar de lo triste que está el mundo. Luego pienso que quizá tenga yo la culpa de que todos sean tan idiotas. Y se me ocurre preguntarme qué sería de nosotros si no se llenaran nuestros domingos de nubes grises aunque detrás de ellas haga un sol radiante. No sé cómo hacer que me entendáis, es como si fuera necesario estar triste cuando menos deseas estarlo, no sé, si no me entendéis pues mejor. Pero os habéis fijado en lo que cansa estar un día tras otro aquí abajo, mientras hay personas que se llevan todo el día en las nubes. Y lo peor de todo, lo más difícil supongo que es encontrar a alguien que te mantenga ahí arriba. Que el problema está en que la persona que te da el equilibrio es esa que te empuja mientras aprendes a andar por una cuerda floja. Tus más y tus menos se han convertido en un infierno que no tiene ni pies ni cabeza. Y luego piensas que si intentas escribir todo lo que te pasa empezarás a entender un poco la de laberintos sin salida que hay desde t

Una hoguera apagada.

Soy un estúpido. Solo me siento bien estando rodeado de gente pero soy como una hoguera apagada en medio de un invierno frío si tú no pones las manos delante para que te las caliente. A veces me da por pensar que si el mundo fuera mas triste de lo que es, yo sería más feliz contigo. El problema empieza a zancadillearme la vida cuando encuentras sitios mejores en los que tirarte de brazos abiertos, sigo siendo el desastre de chico que conociste, pero no he dejado de quererte, ni de decir que eres preciosa. El otro día me atreví a sacar las fotos del cajón donde solo tú solías dejar recuerdos. Ahora están por toda mi habitación, por la cocina, tal vez por el jardín. Quise quemar todas aquellas páginas de mi diario en las que aparecías con la típica sonrisa de "me voy a comer tu mundo, aquí, y ahora", pero es de gilipollas querer olvidarte de algo que te hizo tan feliz. Se me hacen inmensos los mares en los que ya no me abrazas, el cielo parece que se puso un traje gris, porque

Y que nunca pare.

Algún día volveremos para buscar aquello que fué para nosotros, pero lo que nunca supimos es que desde el momento que empezó a pertenecernos nos había cambiado la vida por completo.                «suena bonito,                    pero jode que te cagas.» No sé si habrá algo que te arruine más la existencia que el olvido, o las ganas de echar de menos a alguien que ni siquiera piensa en ti. Es como si nos gustara sufrir (por esa persona) Y la verdad es que preferiríamos que alguien nos haga daño toda la vida mientras se quede con nosotros. Y llegará el día en que ese dolor se vuelva alimento, y tu ya no pidas más, solo que siga doliendo. Y que nunca pare.

Qué es para ti, estar sin mi.

Todo sabe a no saber qué hacer con tu vida, y de repente estás queriendo tomar un camino lleno de países bonitos para contemplarlos mientras la agarras de la mano. "Contigo me siento diferente." Pero esa no era la respuesta a la pregunta que le hice. Le pregunté si el cielo seguía del mismo azul que utilizaba yo cuando le escribía un mensaje de buenos días. Mañana ya me va a parecer tarde para querer quedarme contigo. Pero lo que no sé es si voy a seguir soñando con despeinarte cada vez que te vea con ese beso que ganaba todos los concursos del mundo si los hubiera. Y cierto es, que mientras tú estás intentando despegar una vez más, yo todavía ando aterrizando, y ya van muchas heridas abiertas.

El tú de mi quién soy.

Las noches pasaban y las estrellas fugaces me hacían pedir deseos. Desde mi ventana se veía perfectamente donde nos quedamos. «En esa estrella» -susurré. Y desde entonces llueve, pero a ti en cambio se te ve feliz. La Luna ya no me mira a los ojos obligándome a no dejarte escapar jamás. Y supongo que nunca quise que dejaras de ser el 'tú' de mi '¿quien soy?'. Que sí, que lo sé todo. Te daba miedo el amor, pero joder. Dime que no piensas en mi, en lo alto que subimos un día y lo bien que se veía el mundo desde arriba. Tan solo piensa en la de veces que me dijiste lo mucho que me echabas de menos, y en cómo nos miraban los semáforos muriéndose de envidia cuando cruzábamos la calle. Sólo prométeme una cosa, que un día volverás, pero para arrancarme por la fuerza las cosas que poco a poco me fuiste dejando, hasta el corazón. Y bueno, si te vas, cuídalo como si fuera tuyo, que en cierto modo, nunca ha dejado de serlo.

Conmigo.

No sabría describir el poder que te doy cuando me sonríes. Y tampoco sé hasta qué punto podría morirme de frío si no me abrazas en verano. Creo que voy a pasar de ponerle límites a la estupidez, contigo quiero ser el más imbécil del mundo. Imbécil por dejar que te atrevas a jugar con mis sentimientos. Por darte la virtud de cambiar mis noches, de enchufarme a la vida como un terremoto en pleno desierto. Me encanta la sensación, de que juegas, conmigo.                          Suena, no sé, a juntos.

Tu ventana.

El problema viene cuando dices que si fuera el último día de tu vida te lo pasarías follando, pero hoy no tienes a nadie con quien meterte en la cama. Supongo que es una de las consecuencias de estar más solo que el invierno cuando no corre viento. Y nunca pensé que estaría tan encerrado aquí dentro. Lo que no sé es si me apetece salir o quedarme así toda mi vida. Aquí no hace frío, al igual que cuando me abrazabas mandabas a Noviembre a meterle cuello al verano. ¿Recuerdas que te dije una vez, que jamás iba a olvidar tu risa? Le he puesto tu nombre a mi ventana, para que cuando me vuelva a asomar, el viento me acaricie como lo hacías tú, para que me susurre el vacío lo mucho que me quiere. No sé si podría evitar no tirarme, contigo tampoco lo hice, y bueno.

Miénteme mucho.

Solemos decir que estamos rotos y quizá sea que no sabemos encontrar a alguien con los pedazos que nos faltan. Cómo no nos va a faltar algo, si cada persona que pasa por nuestra vida se lleva media de ella. Pero qué bien se está cuando se está bien. Y luego todo es mierda. No me gusta la Luna si no la veo desde el reflejo de tus ojos. Y puede que esta noche venga el coco y me lleve a dormir con él, porque matarme ya no puede. De eso te encargaste tú, cariño.

El tiempo que te debo.

Buen conjunto el de tu ropa tirada por mi suelo. Me encantaban mis pies cuando los tuyos me los pisaban para darme un beso. No creo que te hayas ido del todo. A mi aún me quedan secuelas, y algunas manos que darte por la calle. Nos rompíamos la boca cada vez que intentabamos parar el mundo. Y lo mejor era que lo conseguíamos. Aunque no hay provisiones si estoy lejos de tus caderas, siempre me gustó la pulsera echa con polvo de estrellas. Y el mar que llevaba tu nombre en lo más profundo de sus olas. Nunca olvidaré aquellos "me haces falta" que salían de tu boca. Esa que daba besos sin que yo los pidiera. Y ojalá algún día vengas a reprocharme el tiempo que te debo.

Gritar.

No sé como se empieza algo que pronto se dejará de creer. Un día prometimos querernos más el uno al otro que a nosotros mismos y eso nos destrozó. O supongo que la Luna nunca fue suficiente. Sinceramente, yo creo en los infinitos y nos faltó infinito y medio. Y no es por ser masoquista, pero me gustaba tu forma de hacerme daño. Me hacías volar como nadie aunque luego cayera y me tragara la tierra. Pero por momentos era feliz. Entre la mariposa y mi estómago se quedó a vivir el amor, que por momentos se ahogaba entre alcohol. Y ahora no sé donde me he dejado las llaves de tus piernas. No entiendo el porqué de esta mierda de mundo y por qué cojones se desvanecen las cosas bonitas. Una mirada así no debería de apagarse nunca, pero cuando no se mira de frente uno tiende a amar. Y al fin y al cabo, te quedas ciego. Quizás sea el momento para gritar.

Domingos de resaca.

Ojalá todos los días fueran domingos de resaca. Sólo quiero recordarte con un mal sabor de boca, con un par de cigarrillos en la garganta y cuatro cubatas de más. Que seas como aquel estruendo que pudo sonar y se quedó a medias. Frío. Mucho frío. Mi piel buscando calor en sábanas de recuerdos que no volverán. Y tú. Bueno, sonriendo. Pero no por mí. Y no veas como jode.

Protagonistas.

Peter Pan era perfecto y hasta su sombra le abandonaba de vez en cuando. Tenía que coserla para atarla a él, como me pasa a mi con las cicatrices. Mis heridas son tan profundas que me da vértigo mirarlas de frente. Y es que es jodido, porque cuando quiero olvidarte empiezan a escocer, empiezas a doler y deseo que el dolor cese, pero entonces vienes como si nada hubiese pasado. Como si tú nunca hubieras creado un vacío que nadie jamás podrá llenar. Y joder, ese agujero me está matando. Al final me traspasará, me ahogaré en el silencio de tus despertares mientras busco alguna palabra de aliento que me salve la vida. Tengo miedo, miedo a no verte raspar mi espalda con tus uñas, con la inocencia de como cuando íbamos al cine y nos olvidábamos de la película. Tú y yo. Protagonistas.

Utopía.

Cada vez que (te) escribo muere un hada en el mundo. Y sé que te da igual todo. Si te soy sincero, no creo que te acuerdes, tampoco creo que me pienses, y mucho menos que te jodiera perderme. Pero quién soy yo ahora sino nosotros, éramos oro, la envidia de todo el que hablaba. Y no puedo morirme de amor y lo hago. Me niego a pensar que fallamos en algo. Supongo que nunca querré como entonces, y entonces me rompo. Y yo que sé que pensar si aunque quiera olvidarte te veo pasar por mi mente y me quiero morir a tu lado aunque duela. Y no lo veías amor, mejor una vida vacía, ¿no? Mejor machacarme si todo iba mal, si total, era yo.

El cielo no es para nosotros.

No teníamos pensado quedar una tarde a sacarnos unas fotos con el mundo. Ni siquiera sabíamos si al otro le apetecería pasar un día como aquel. Risas. Chuches. Relojes parados. Nos reíamos del tiempo como si tropezara con las manecillas del reloj. Sudábamos de la lluvia, nos importaba una mierda el examen que había dentro de unos días. Salimos, y no volvimos a quedar. Pero ella si se quedó, y creo que para siempre.

Es extraño.

He vuelto a escribir(te). Hoy he vuelto a caer, a diseñar párrafos con el poder de destruirme, y tal vez abrazarte sea mi salida de emergencia. Pero solo tal vez, yo que sé, a lo mejor el amor es una mierda y estoy aquí perdido. Y a lo mejor perdido estaba ya y tú me encontraste. Cierto es que no sé donde estoy, y tampoco sé si es bueno o malo. Y tal vez, nunca vuelva a sentirme así.

Un día cualquiera.

Y un día cualquiera volverás reclamando todo. Vendrás como si nada hubiese ocurrido, como un huracán al que nadie invitó a la fiesta. Una vela en entierro ajeno, nada que ver con el mundo, nada que pedir porque nada te vas a llevar más que un mísero recuerdo. Y te va a doler, vas a desear no haberte largado. Vas a desear que te desee con la misma fuerza que hace un tiempo lo hice, vas a llorar y no de  alegría. Y llegarás arrepentida. Me pedirás que quedemos en nuestro banco del parque, que pidamos dos helados como  siempre lo hacíamos. Sentirnos únicas piezas  en el mundo. Puzle completo. Tú y yo.

El último pasajero, Ambkor.

Esperando por ti me perdi esperando a que digas que si esperando a que vuelvas aqui con la magia y la fe que me hacia feliz te puedo sentir nunca me fui suena tu tema destime tortura yo sigo aqui esperando por ti y aun asi te prometo que entiendo tus dudas puedo morir si lo pides sincera puedo matar, subir tu escalera dar carreteras, alzar tu bandera bajar tu cadera ,dejar de follar con cualquiera yo no se lo que tienes, se lo que tengo sigo en el tren que coji para verte esquivando al presente, mirando al pasado intentando ser fuerte, y no puedo.. no puedo parar de quitarte la ropa en mis sueños no puedo parar de pensar en ducharme pegado a tus labios llenando de vaho el cristal del espejo, y no puedo.. morirme de amor y lo hago te lloro en mi cuarto pensando quien coño fue el malo y no puedo ,no puedo ,no puedo encontarlo me niego a pensar que fallamos en algo y lo hago ,estoy roto y borracho,  supongo que nunca querré como entonces y entonces me rompo soy pa

A destiempo.

El trauma que vaga en tu interior cuando vas de alcohol hasta las pestañas es el mismo que recorre tu cuerpo cuando un corazón se desestabiliza. "Apaga la luz cariño." Es lo único que recuerdo de ti, cómo me hacias brillar cuando más ganas tenía de apagarme. Quién me iba a decir a mí lo difícil que se me haría esto sin ti. Sin tus labios. Tus ojos. Tu sonrisa. Esa por la que mataba dragones y escapaba de castillos imposibles. Mañana volveré a disfrutar de un amanecer feo, sin ti. Cuando algo va a destiempo las cosas empiezan a cambiar, y vaya si cambian. Antes por ejemplo, era feliz.

No podía ser otra persona.

Ayer ví una silueta mientras dormía. Pensé que estaba soñando, pero sentía el frío de sus manos en el cuello, como cuando me besa. No se movía , me pareció que tenía miedo. Me acerqué un poco más y os juro que sin querer escuché su respiración. Sí, ya sé que es una cosa muy íntima, pero me sonaba familiar esa manera de contrarrestar el aire con sus labios. Todo era muy extraño, eran las tres de la mañana y creía recordar que yo había quedado. Me senté a su lado, sin mirarla a los ojos por miedo a enamorarme. Hola, qué haces aquí sola -pregunté- y entonces me contó una historia. Me dijo que estaba esperando a alguien, a alguien muy especial. No quise preguntar por ser un poco reservado. También me contó que la habían dejado tirada, como siempre. A las dos de la mañana sale de casa, y se sienta en un banco del parque. Y luego espera, espera, y espera. Hasta que llega una persona y todas las noches le pregunta lo mismo. 'Hola, qué haces aquí sola .' Entonces comprendí cuánto

A ver qué haces cuando empiece y no quieras que pare.

Prometí no volver a enamorarme, y luego volví a prometerme que jamás saldría de aquí. Nunca volví a pasar por aquella calle sólo. Me cogías de la mano y todo el mundo se callaba. Hasta yo nos tenía envidia tía. Primero vienes con todo y te lo llevas, dejándome sin nada. Y ya ni el aliento me sale a no ser que estén tus manos delante para calentarlas. Mil veces juré que no volvería a pasar. Y la ciento una llegó. Porque siempre vuelve, y yo lo que quiero es que no te vayas nunca. Si alguna vez preguntan por mí, diles que no estoy, diles que estoy ocupado siendo feliz. Y que lo soy de verdad.

Consideraciones con respecto al olvido.

El olvido es una disciplina sin geometría es igual que recordar a una chica sin rostro, es como los espejos que no se acuerdan de sus visitantes unos segundos después es una emoción sin nombre volver a sentir nada. El olvido es lo contrario a una cama desecha es el rival de la tarde en que te fotografié desnuda y es quien convierte tu corazón en una trinchera y tu memoria en un vertedero de momentos dulces. El olvido siempre cobra caro el amor como una novia rencorosa. Es el precio de haber amado y no haber sabido ganar cuando apostaste todo a la casilla azul de su mirada. Es correr en dirección contraria a las caricias es una habitación con todo cambiado de sitio pero sin nadie dentro es la pregunta que llena los bares de gente y la respuesta que llena los vasos de bocas. También es el rincón concreto de la tierra que no sé habitar porque mis mapas miran al pasado porque tengo cien mil manchas con tu nombre en la memoria. Sigue persiguiéndome de noche el mensaj