Aprendí a jugar con el fuego de tal manera que acabó gustándome la sensación de terminar convertido en cenizas. A saber que después de todo nos llevaríamos algo el uno del otro, aunque no siempre a todo el mundo le corresponda la misma parte. Y en este caso, te tocó elegir a ti. Poco se habla de lo que dejamos a medias, de lo que no se habla, del te va a doler si lo grito con la misma fuerza que tiene lo que no quiero pronunciar. Porque eso, eso me va a doler a mí. Estás a tomar por culo de kilómetros y aún así siento escalofríos cuando me noto sin ti, cuando duele ahí, justo donde no estás. Desátame los miedos, deja que huyan y busquen cobijo en algunas mejillas de cara al sol. Nos hicimos polvo cuando el invierno decidió ponerle un grado menos a todo esto. Maldita sea, no sabes el mal sabor de boca que deja no terminar una historia como se merece. Y tú, qué querías que hiciese, si yo solo no supe quererte. A ti te dejé el resto, el resto de mi vida y un par de bes