Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de abril, 2015

.,

La miré a los ojos sin pedirle permiso. Abrí la puerta sin preguntar quién era. Me lancé al precipicio sin estudiar la caída y la altura era lo más parecido a intentar enseñar a alguien a querer de verdad. Y lo que sea de verdad, es conmigo. Porque si es conmigo ahí estás tú; porque si estás tú en alguna parte estaré yo. Ese día no me iba a poder permitir una excusa, una razón por la que olvidar otras muchas razones.  Pero calma, creo en las casualidades y  si esta vez soy yo quien llamo, ahí estarás tú con esa sonrisa.

173.

Qué tal si quedamos un día y buscamos ese secreto que guardan los domingos. Me da que no voy a conseguir volver a casa, que me he perdido en el portal de la tuya. A veces pienso en tu sonrisa, y me da por preguntarme si seguirá destrozándolo todo a su paso. También necesito abrir los ojos, tenerte delante, cerrarlos ciento setenta y tres veces más y, bueno, que sigas ahí. Solo eso, y que me eches de menos. Que sientas todo lo que yo siento. Incluso lo que no. Solían decirme que, a veces, alguien llega en el momento que se va, y yo te he preparado café, por si le coges el gustillo a vivir sin mi y te quedas toda la vida.

lo que yo quiero deciros.

Me duele la voz de no decir lo que siempre he querido que supiera. En cierto modo envidio a los tatuadores, por la forma en la que consiguen grabar en la piel. Algo que no se vaya con jabón, que las lágrimas no difuminen. Ojalá nunca nadie nos hubiese enseñado a olvidar, o dentro de cinco minutos olvidéis todo lo que digo. Quiero gritar para mí, que se asuste la persona que llevo dentro. Cómo se convence a uno mismo de algo que tu cabeza no soporta, que tus pies no caminan, que tu boca no podría decir nunca ni tus manos dejar de agarrar fuerte. Lo que yo quiero deciros, es que deberíamos aprender a recordar lo que no olvidamos; porque no lo olvidamos, pero no lo queremos recordar. Si algún día viniera alguien llorando, recordándome cuánto la quise, lloraría con ella. Lo que no creo que vea nunca es a ese alguien, que venga de brazos abiertos recordándome cuanto me quiso.