Ojalá todos los días
fueran domingos de resaca.
Sólo quiero recordarte con un mal sabor de boca, con un par de cigarrillos en la garganta y cuatro cubatas de más. Que seas como aquel estruendo que pudo sonar y se quedó a medias.
Frío. Mucho frío. Mi piel buscando calor en sábanas de recuerdos que no volverán. Y tú. Bueno, sonriendo. Pero no por mí. Y no veas como jode.
A algunos la resaca nos sabe un poco dulce. Puede que estemos aún demasiado enamorados. Ninguna bofetada duele tanto como una de esas sonrisas.
ResponderEliminarBuen blog! Espero que no le importe que me pase por aquí de vez en cuando ;)
un saludo
Al contrario, mil gracias
Eliminar