Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de agosto, 2020

Corazón abierto.

Más largo es el tiempo del olvido que el preámbulo que todo lo puede parar. Insisto en la exquisitez del sabor de tus labios cuando paso cerca, lejos, qué se yo. Casi me cuesta imaginar lo obsceno de un contorno plegable y aburrido, nítido y capaz. Porque tú, querida mariposa gris, no estuviste nunca preparada para llevar los colores que pesan como años, que amanecen como soles y sobretodo, mente incapaz, hábitat de murciélagos, haces que el milagro cobre la pena que más vale. Me reitero a lo anterior, a lo largo que era el olvido una vez torcido en el nudo interno del pensamiento, donde los arcabuces sanan y las rosas hieren, donde no hay más que un atónito dejándose llevar por el placer. Y al final de todo, del túnel, del paseo, del camino; habrá un sostén que resbale y huya, que abrace y muera. El sostén del mundo en el que te regocijas cuando está la vida tan tumbada que las rectas la envidian, sin rencores ni odios que sustenten mi escritura. No te quise por fama alguna ni monedas

Recipientes.

 Hoy me ha saltado la alarma a las cinco de la mañana y no he sabido qué hacer con las diecinueve horas restantes que tiene el día. Amanecer temprano es cosa de las nubes, los pajarillos y las odiseas. No tengo una excusa para lo que, al fin y al cabo, me sostiene cuando creo mantenerme en pie. Hace muchísimo tiempo que la quiero y me dice que la quiera aún más, pero luego le suelto que no puedo hacerlo más fuerte y me siento vulnerable y traidor: siempre consigo hacerlo mejor. ¿Dónde está el límite que engloba al amor físico, abrazando al espiritual y formando una nebulosa con lo mortífero y astral? ¿A dónde van esas ráfagas de conciencia y lealtad que juramos un día y a día de hoy seguimos conservando? Parece ser que lo que un día cosechas dura para toda la vida, pero eso es porque la entrega es más grande que la recogida. Una vez me dijeron: no siembres donde sabes que no vas a recoger nada. Y os diré una cosa: tengo más cosas conseguidas que por conseguir. Mientras pueda seguir esc

Intangibilidades.

Me duele en el alma saber que hay vientos que van en contra de la marea. Decir que el desastre es culpa de la Luna es promulgar el odio hacia la parte que sana, aludiendo un gesto múltiple de caricias que decretan nuestros lamentos. Me gustaría que el papel fuera herida y el bolígrafo sangre, para así hacer con las vendas lo que el amor sustrae del trapo sucio. Lo que los ojos tapan no se descifra con testimonios de poca monta, solo el cuerpo sabe por qué y de qué manera se siente atraído por los otros celestes. Ser o no aurora boreal, de esas que ya no quedan, es igual que pulir de piel sobre la que está a punto de morir, ya que mudar la piel es la referencia que a todos nos cuesta aceptar. Preferiría decir que sí a vender penurias, porque lo una vez llorado no se vuelve a destapar con nada. Quiero decir que, el llanto, de alguna manera u otra es la gota que colma los mares, porque las nubes son parte del odio y del fraude que otros causaron en el camino, pudiendo generar gestiones in