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Mostrando entradas de enero, 2019

Todas las veces que te quise.

Normalmente me planteo si todo lo que se ha apoderado de mí, tendría el valor suficiente para quererme libre. Si casi rozando el pensamiento lúdico, me vería enfrentado a una infancia capaz de desarrollar alguna que otra técnica que corroborase lo obsoleto ante el paso del tiempo. Casi nunca también es para siempre. Es una sensación de despropósito que disfraza al día a día como si el pasado pudiese transformar el futuro, pero eso no funciona si alguno de los dos dejamos de estar presentes. Aún recuerdo la primera vez que te quise, fue como una puñalada a la tristeza, como un agujero negro que contiene una fuerza inhóspita pero que sabe a cielo y puede tragar y tragar como si no hubiese fondo ni límite para las cosas desagradables. Tú nunca cupiste dentro. Siempre te quedas al borde, en la esquinita callada, decorando el filo de la muerte con un poco de vida. Desde un segundo plano pusiste nombre al primero. Desde una ventana, lograste abrir una puerta. Una puerta hacia el finito inf