Son las cinco de la mañana, y me ha dado por asomarme a la ventana, y mirar de frente a las cosas que nunca llegue a alcanzar.
Lo reconozco, no he sido valiente. Aun no te he soltado.
Lo cierto es que todavía le sigo dando la razón al quioskero, de lo genial que se nos veía juntos.
Hace frio en verano.
Me prometiste abrazarme si alguna vez sentia miedo.
Siempre he sido muy de salir corriendo, pero nunca fue lo mismo correr con el corazón pendiente a tus brazos, los que me esperaban al otro lado de la calle.
Se hace tarde, odio que el tiempo siga avanzando y se olvide por completo de mi.
Nunca se me dio lo suficientemente bien no darte las gracias por haberte colado en mi caos, por haber puesto mi habitacion patas arriba cada vez que la luz se apagaba.
Y todavía me parece mentira que te atrevieras a colocarme tan arriba.
La de veces que hemos hecho historia, le ganamos mil pulsos al reloj.
Me ganaste la partida, me hiciste ver que un sábado contigo en casa no era lo mismo que salir y huir del mundo a toda hostia.
'a veces está bien ir un poco más lento.'
Pero luego viene la costumbre de sentirme superior a todo, las putadas que me hacías se quedaban en nada cuando me pedias perdón y me dabas el beso que enterraba el hacha de guerra.
Después de todo no fue tan malo hacer como que no pasa nada.
Mi desastre acababa contigo, no sin ti.
Que para destruir al enemigo me uní a el, pero empecé por mí.
Y ya jamas parece que acabe, prueba y sueltame. Coge aire mientras yo me quedo aquí sin saber cuanto tiempo podre soportar el equilibrio inverso de mi cuerpo.
Voy a ser el espectador de mi destruccion toda mi vida.
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