Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de 2017

Huida.

Ella en la flor de la vida y yo cazando mariposas, protegiéndonos de cualquier estado anímico conceptual que pudiera asimilarse o tener algún parecido común a lo que llaman amor. Que no tengo ni idea, pero el camino se hace largo y de vez en cuando tropiezas con buen pie. Estábamos lejos, pero gritándonos cosas al oído. Con lo que me gusta a mí que me susurren cosas al corazón. Recuerdo que me hizo varias preguntas y yo no respondí ninguna con sinceridad. Me sabía las respuestas de memoria y aun así opté por causar un diluvio que se llevara todo lo que estaba regocijado en las entrañas. Me hizo sentir vivo y fue un gesto bastante feo por su parte, o al menos, eso pensamos mayoritariamente los que acostumbramos a morir de vez en cuando. Muy a menudo me salto los límites, encuentro un orden capaz de situarme en una opción incorrecta a la hora de dar un paso, por muy unánime que sea. Ya no voy dando saltitos de alegría cada vez que fantaseo con sueños ajenos. La cogí de la mano y quemaba,

Sí.

Sí a todo, sí rotundo. Sí a que me haga cosquillas. Sí a reír del bien del vecino, aunque el tuyo se quede por el camino. Sí a que me la ponga dura. Sí a aceptar a un gobierno, sí a que un gobierno nos acepte a nosotros. Sí a pertenecer a algo mayor. Sí a formar parte de algo minúsculo. Sí a que nos rompan, sí a que nos reconstruyan. Sí a tirar abajo hogares, sí a levantar imperios. Sí a las películas porno. Sí a lo impredecible, sí a que lo veas venir de lejos y ya no quieras que se marche. Sí a las abstenciones, sí a los sí porque sí. Sí a que nos dividan. Sí a que nos duela. Sí a que nos sane, sí a que nos sacie. Sí a los controles de alcoholemia. Sí a ser ratas de laboratorio, sí a que las ratas de laboratorio acaben devorando a los científicos. Sí a equivocarnos, sí a no aprender del todo de nuestros errores. Sí a que nos elijan. Sí a cumplir las expectativas. Sí a naufragar, sí a derrumbar el barco, sí a las islas desiertas. Sí a morir de algo, sí a viv

Rompemoldes.

No sé por donde empezar. ''Quiero ser feliz''. Sí, creo que es una buena manera de hacerlo. Mientras lo pienso no estoy triste. Se supone que ir hacia una meta es coger una escalera o ascensor hacia arriba, y caminar triste hacia ellas es ir cuesta abajo. Tómate tu tiempo, que te espero. No tener nada mejor que hacer es un suicidio, y una putada. Deberíais hacedme caso, que estoy como una puta cabra. De qué me sirve poner en orden una catástrofe si luego una breve brisa me desequilibra. Y muchas veces se me acelera el pulso, os lo juro. Yo no controlo, no soy yo quien lleva las riendas. Me las ha robado, y no creo que venga en son de paz a devolvérmelas. Quiere algo a cambio. Mi vida. Ojalá. Estoy siendo muy peculiar, ¿a que sí? Joder, es que así tampoco hay quien sea diferente. No se puede ser diferente si no sientes algo distinto. Los helados de nata saben todos iguales. Deja de comer, que te vicias. Es que no puedo parar. Siempre la misma excusa de mierda. Al final t

Marca páginas.

Nunca supimos que hacer con los quehaceres. Ahora solo somos como plantas que brotan en sentido contrario al sol. Renunciábamos porque el decir sí a lo que nos hace daño nos mostraba vulnerables. Siempre fuimos más de dar miedo. Hay personas que juegan con la consciencia inocente de que, el dolor, es el fruto que te hace fuerte por dentro mientras estás hecho mierda por fuera. Y así no hay quien sobreviva. Rompimos el puzzle porque llevábamos a rajatabla la idea de que lo que está completo no se adorna por si se estropea. Y ahora que estamos tristes tenemos muchísimas más posibilidades de que nos hagan felices. El trato era ese, devastador e ingenuo, como una manada de lobos que se disuelve para abarcar más terreno y así dar caza a la presa. Nos invadió la incertidumbre de poseer menos de lo que quisimos tener por si venía algún loco de remate a hacer trizas nuestros pensamientos. Ya sabéis, por eso de que si lo ordena otro luego no lo encuentras. Imaginaros que pasa lo mismo con el c

Siempre quise ser alguien.

Os juro que siempre quise ser alguien. Importante además, no de estos que se lo creen. Porque es bastante complicado: la gente te aclama, te pide autógrafos por la calle, fotos y alguna que otra cerveza. No hay tiempo para todos. En realidad, a veces no lo hay ni para mí. Entonces haces planteamientos, alguna que otra escapadita nocturna y sales a pedirles a las estrellas cosas que no existen. Es que si nos ponemos así, la felicidad es solo un estado de ánimo. Mientras buscas los cimientos de tu vida en cualquier rincón de la ciudad, vas apilando motivos. Que es tan fácil como algunos no se paran a pensar. Porque a pesar de todos los horizontes que miramos, allí donde el mar separa el régimen terrestre del astral, hay una niña que nos hace ojitos y no alcanza a acariciar lo que por causas que prefieres callar, te arrebataron. Y todo termina siendo cierto, buscas cobijo en algún bar, te abalanzas a tus amigos o familia más cercana. Lo común. En casa todos estamos un poco menos nervioso

Carta a quien quiera ser.

Que me mire con buenos ojos y sus respectivas vendas. También, de vez en cuando, que me odie. Que me odie como si me quisiera matar. Que alguien le diga que solo ella puede hacerlo. Que me haga sentir vivo, con ese veneno, con esa complicidad tan innata que sólo se aprenda con ganas de aprender. También que escriba, aunque sea por dentro. Que acumule muchas victorias, que tenga guerras pendientes. Que sea en mi cuerpo o en el suyo. Que diga que sí, aunque realmente quiera decir que sí. Que no se engañe, que sea fuerte. Que tenga virtudes y me las regale. Que se crea maga y diseñe trucos para sobrevivir. Que invente, que se coma las uñas con ganas. Que se coma las uñas. Y las ganas. Que tropiece y sueñe que puede levantarse sola. Que quiera un futuro con vistas al pasado. Que tenga un ejército de sentimientos ganadores y los saque cada día a pelear. Que gane, que me gane. Que no soporte que me deje perder, pero que lo comprenda. Que entienda que no es necesario plagiar emociones ni cont

Incertidumbre.

Qué es la soledad sino la falta de emociones, de qué trata el cariño si no es de usted. En qué se basa el respeto si no son unos ojos incesantes, sobre otros acobardados. Por qué se consume la ternura si no es la falta de un cuerpo firmado y pagado a corto plazo por las ganas. Dónde han quedado los sentidos si por su boca no muere el pez, sino que encuentra el camino de vuelta a casa. Dice su piel que unas manos son como una máquina del tiempo, viajando por recuerdos hasta no llegar al olvido. Cuándo se extinguió la causa por la que quedarse, cuánto nos va a costar sufragar estos miedos. Por dónde queda la exigencia, la lealtad, hacia aquellos reyes que no existen. Cuándo cobrará vida este amor bastardo, encarcelado en la prisión del ya no más. Para quién, amor, sino nosotros, es la muerte acechando sonriente. Y por qué ha de regresar, lo que no llamo, lo que no busco, lo que ya creía que no me hacía falta.

Vendas.

No me termina de gustar que la locura se apiade de nosotros, como si fuese un gatito aterrorizado. Estamos tan tranquilos hasta que, un día cualquiera, viene otro cualquiera y se atreve a decirnos que lo que creíamos fugaz e ingenuo no eran más que pensamientos abstractos, que lo que creíamos capaz de todo se convirtió en algo insignificante desde que apostamos por un destino concreto. Creo que la finitud de lo inalterable no llega muy lejos, porque por la misma regla de tres, eso de que: "las mentiras tienen las patas muy cortas", la verdad apenas ha aprendido a andar. Y acabamos dando alas a lo que nos vio nacer provocándonos un dolor de cabeza de tres mil cojones, pensamientos que no se callan porque en otras cabezas murmuran que todo lo que debería perdurar también puede escribirse a lápiz. Al fin y al cabo, los cabos se sitúan en el fin, y nosotros de por medio, creyendo que hay vida después de la muerte y movidas que no hemos experimentado pero luego pondríamos la

Da igual cuando leas esto.

Da igual cuando leas esto. Solo quiero que no lo olvides, que lleves incrustado en ti ese pedacito de mí que te ofrecí con todas mis fuerzas. Ese niño que intentó salir ileso y acabó llamándose iluso. Aquellas confesiones que al atardecer parecían trucos de magia, y nos frotábamos los ojos para ser un poco más reales que el silencio. Perdía la noción del tiempo porque para mí el tiempo se acaba cuando encuentras ese lugar. Deberías saber que existe la sensación de que hay sitios que son capaces de poner una pausa a tu vida; una pausa que no es que sepa a punto final, sino que se convierte en un final feliz interminable. De esos que te dura la sonrisa un mes, que te hace cosquillas en la espalda, que te pone el bello de punta, que te hace sentir más guapo. Da igual cuando leas esto. Nunca se me dio bien poner fecha de caducidad a lo que muere por dentro, porque morir por dentro es florecer un poco por fuera, dando sentido a todo lo que no lo tiene. Ac

Repentinamente.

Aparece acorazada, armada de valor y chapuzones. De esos que cualquiera querría saltar si hay un pacto perdido con el agua: su cuerpo. Sonreía poco, o eso solía decirme a mí mismo cuando contaba los cadáveres. Algo inerte puede cobrar la apariencia que agrade a cualquiera menos a ti, por eso murió hace tiempo. Qué bonito es estar enamorado de alguien que no existe. Incluso leyendo más despacio se puede apreciar en la palabra siempre que el tiempo sigue avanzando. Qué obsesión es esta de querer partirle las piernas a los tiempos que corren. Es como alimentar a una personalidad distinta cada día: uno desayunas en casa, al día siguiente olvidas las llaves y al tercero estás durmiendo con alguien en un lugar que desconoces. ¿Habría yo venido aquí, siendo consciente de que este no es mi sitio?. Uno es de quien ha dejado que le conozca de verdad, por eso no quiero que prestéis atención a nada. Dejad de leer, lo que viene ahora no es importante: hace falta estar en guerra para echar de men

Errores.

Yo también tengo ilusiones,contigo, con la vecina, de vez en cuando sueño que me tiro a alguien y no por no contarlo soy más feliz ni se cumplen mis sueños más recatados. De vez en cuando me veo como ese pequeño prisionero que lleva tanto tiempo encerrado hasta que un día hace un plan para escapar y no sale corriendo, espera un poco más por si el tiempo devuelve.  Todo lo que hicimos a costa de alguien el karma lo tacha contra ti porque en esta vida ser injusto se paga doble y a contrarreloj.  Las noches tiernas que al día siguiente se vuelven duras porque no te las comiste a tiempo.  La sal en los ojos de ese mar que escondía tantos fracasos como abrazos prometen las personas. Ya hay más gente creyendo que es feliz que personas.  Lo reconozco, también me atribuyo a ese efímero suspiro que puede dar más de si pero no tiene destinatario. Me encontré con la esperanza y le dije que ya no tenía ningún as bajo la manga, que todos los puse en

Esta vez.

Esta noche no vengo a contarte ningún sueño. Sé de esos que se viven y luego no se duermen por miedo a no despertar. Entiendo de unos cuantos que, cuanto más aprietas los dientes menos se cumplen. Cumplí veintiuno hace casi seis meses y aún no sé decir si he madurado de manera perpetua o si he aprendido a dar besos intergalácticos. Crecer es darse cuenta de. Tan ambiguo como siempre, porque luego te agachas para coger cualquier porquería del suelo. Ya nos lo decía mamá. Lo más típico que te puede pasar es actuar de manera lúcida y contestar a todo:  no me volverá a ocurrir .Estoy en medio de todo lo extremo, porque aquí donde aún hay un motor que se hace llamar latido sigue la regla de ‘ o sientes o estás muerto ’. Y yo siempre preferí ser sencillo. No por no complicarme o no saber a dónde ir cuando hace frío, sino por evitar los laberintos feos que ocasiona la duda disfrazada de asesina, visitando el lugar del crimen para dejarle flores. “Nadie llama cementerio a un jardín de flo

Warriors.

Volvimos atrás para matar al lobo de caperucita, para arruinar todos aquellos planes que, aún incumplidos, siguen torturando a la imaginación. Fuimos observando, tocando, oliendo, saboreando, oyendo y sintiendo, sobre todo sintiendo las calles que nosotros mismos construimos. Habíamos puesto unos límites preciosos, de esos que adornan árboles en Navidad, de los que merece la pena saltarse porque lleves prisa o porque te rebose la incongruencia de seguir las reglas a toda costa. Fuimos capaces de todo, capaces de besar, capaces de formar corazas incontables, nos hicimos dueños de la posibilidad y estaba muriendo poco a poco en nuestras manos lo prohibido. Desde aquel entonces no tropiezo de esa manera que sabe a vuelo raso, a la manera tonta de cometer un fallo porque sí o a la inmensidad que oprime la palabra ‘casi’. Recuerdo que salimos a buscar la paz y encontramos una guerra que nos divertía, una guerra que no hacía daño y por la que toooooooodo el mundo pagaría. Una de d

Héroes.

Yo sé que en el fondo abrazas a todo aquello que quieres. Me prometo a mí mismo que estás tan segura que no hace falta que nadie te repita las cosas dos veces para que lo hagas bien cuatrocientas sin fallar. Sé también, que te enamoras catorce veces al día. Que sueñas despierta pero con las ganas de dormir con alguien. De buena manera he sido consciente de tus lunas llenas y he visto en tus ojos el reflejo de alguien que es feliz dándolo todo aún sin cumplir la necesidad de recibir algo a cambio. Me he preguntado el por qué y te he puesto en el lado bonito de las cosas, donde los amortiguadores te sacan de cualquier bache que manche tus zapatos nuevos. Ojalá respiraras con este corazón y dieras una oportunidad a todo aquello que se ha auto-encarcelado. Sé que no soy el mejor en esto, pero en cuanto a la esencia de cada persona nadie lo hace mejor que uno mismo. Y se nos acumularon así trescientas noches sin decirnos la verdad, sin hacerles caso a todas esas agujas que ponen al tiempo e

Un día diferente.

He sanado muchas veces. De vez en cuando la necesidad de sentir vacío hacia alguna cosa me llenaba de agujeros. Y no siempre se altera uno cuando se pone nervioso. Al menos, yo he acariciado unas manos frías, he sabido asaltar a la hora exacta un corazón a destiempo. Y así como todos, he abierto una brecha a un lugar perfecto donde no hay nadie capaz de destrozar mi ego más redundante. Nunca sé qué decir en estos casos, por eso siempre grito a lo loco. Ojo, que gritar a lo loco es un ascensor hacia arriba, pero no sabes hasta qué planta exactamente. Lo mejor, en realidad, de las personas no son las personas. Nadie sabe ser uno mismo hoy en día. Yo, por ejemplo, soy tú, y mi madre, y mi tía, y mi hermano pequeño. Soy tan otras personas que no me conozco cuando me llamo. Se me da bien hablar solo, sobre todo cuando ni yo me estoy escuchando. Me siento alagado cuando me dicen que beso bien, que hago algo a beneficio de terceros. Aunque no me nazca, si algo sé hacerlo bien he de hac

Que te quieras.

Que te cuides. Empezar por lo importante es darte cuenta de que no vas a saber cómo terminarlo. Si de verdad quisieras ser feliz no te tratarías así. Que te rías. No hagas lo que te dé la gana, eso ya es obligarte a hacer algo. No hagas nada de lo que te digan, ni mucho menos lo que no. Que digas que sí. Agacha la cabeza y vuélvela a levantar, no gastes ni aire. Sé más paciente que enfermera. Que no todo es tan feo. Aprende a mirar hacia arriba, coquetea  contigo misma en el espejo, dile al miedo que te invite a una cerveza. Que seas feliz. Ya has sido triste, has sido complicada, melómana, demasiado crítica, infravalorada, niunamás. Te toca mover los dados. Róbalos, llévatelos a casa. Sáltate las casillas, saca un cinco, haz el pino del revés. Grita. Que quiero que grites. Mójate los labios, alborótate el pelo, siéntete sumisa por ninguna vez en tu vida. Que vivas. Deja atrás todo lo que venga por delante, dile que eres más rápida, que te tropiezas por correr demasiado pero te levanta

Cenizas.

Estoy tratando de orbitar a este desorden emocional,de poner en su lugar algo que nunca ha sido de nadie. Es como dar casa y hogar a un vagabundo que quiere romperte las piernas, hacerte llorar o apagar tu risa. Sigo tratando de inventar un medio de ascensión incomparable a los ascensores que dan al cielo, a las escaleras con escalones de colores y a las subidas de ánimo o adrenalina. Nunca he creído en los bajones tontos, siempre he estado sujeto a una situación de vulnerabilidad que no quiere levantarse del sofá. Y es que siempre, siempre, antes de irte tienes que desconectar la estufa, para evitar un incendio. Lo mismo con los sentimientos, que si están vivos no dejan vivir y son como ese niño pequeño que no para de llorar porque tiene hambre. Para alimentar una boca basta con decir lo que sus oídos quieren escuchar, y yo lo más parecido a un psicólogo de los de hoy día lo he encontrado en la barra de un bar. Por todas estas cosas siempre cuento lo d

Traum.

Salgo a vivir por las mañanas. Me río siempre que veo un gato negro o cuando una persona no me devuelve el saludo por la calle. Constantemente intento creerme superior a lo que he sido y eso es porque no me caben los huesos en el cuerpo de tanta presión. Que la presión en los tiempos que vivimos es la agonía de tener todo aquello que no sabemos mantener con nosotros. Siempre he pensado que si desperdiciamos algo es por la absurda manía que tenemos de decir que lo que viene será mucho mayor que lo que se va. No tenemos ni puta idea, realmente. Yo, por ejemplo, los cubatas me los suelo pedir un poco más cortos por si existe en el mundo alguien un poco más alcoholizado que yo y lo necesite. Por culpa de las oportunidades no tengo un mayor afán por hacer las cosas bien. Simplemente me sale del corazón aquello que mi cabeza dice que está en otro idioma y yo siempre fui demasiado perezoso a la hora de ir a clases. Acabaré en una alfombra, tumbado, viendo como pasa mi vida montada

Valiente.

Y salió el Sol ente tanta nube, con él medí mi fuerza y terminé hecho cenizas. Lo bueno está por llegar pero no sé a qué estación tengo que ir a buscarlo. Me levanto con las ganas de ayer y las que espero tener mañana, y al día siguiente de haber perdido la esperanza empecé a buscar excusas. Lo que no sabe la soledad es que estoy tan solo que no la necesito. Que su tranquilidad me pone nervioso y que no he visto amuleto más potente que unas cuatro estaciones. Nunca he dicho que me estoy autoconvenciendo porque no quiero convencerme del todo, nunca he pronunciado una bala a destiempo porque pienso que el tiempo no existe. El tiempo se crea. Y todos nos lo creemos cuando nos dicen que ya es imposible pero las cosas se hacen a fuego lento porque el Sol que salió de entre tanta nube no calcinaba con la suficiente potencia. He visto a alguien llorar por algo que me ocurrió a mí y me siento un imbécil. Creo en las hadas porque el amor se está perdiendo en un océano diseñado

Escribo.

Escribo porque me dijeron que no gritara. Porque cuando el vaso se llena no hay beso que lo vacíe. Escribo porque me gustas. Juro que todo lo que he hecho en mi vida lo hice por mí, pero por tu culpa. Escribo para pedirme perdón. Porque ya no hay sitio donde ir a la hora de salir corriendo. Escribo para alimentar mis miedos, me recuerdo aterrorizado debajo de la cama abrazado a los monstruos. Escribo por no llorar, porque tampoco río. Escribo para que la verdad se crea todas  las mentiras que le cuento: no necesito a nadie para ser feliz. Escribo porque otras personas me enseñaron a leer. Las palabras no pesan tanto como los actos, y después de todo nos aplastan los hechos que no se llegan a hacer. Escribo porque ya no duermo, solo ensayo lo que me gustaría que algún día no se terminara de cumplir. Escribo porque quiero morir por los brazos, porque me han acariciado tanto las manos que tengo tres corazones en el puño. Y ninguno late por mí.

Mi deseo.

El problema es que nunca llegamos del todo, que nunca nos convencemos dos veces por intentarlo una tercera. El problema, es que el amor es una mierda, que el destino no existe, pero si lo hiciera sería una mierda. Los sueños son una mierda, los fracasos son una mierda, los  casi , los  te prometo , los  voy a intentarlo con todas mis fuerzas. El problema es que no quiero estar en ninguno de los lugares donde paso la mayor parte del tiempo, donde no hay fiesta en tu cuerpo y tregua cada atardecer. El problema es que quiero que el tiempo se pare, que los besos no se borren, que las heridas no sanen, que la lluvia no cese, que la marea no se calme. Quiero despacito que todo ocurra muy deprisa, deseo temblar tanto que tiembles tú cuando estás conmigo. Quiero cambiar de aires de boca a boca, pasear por tu piel como por la playa, agarrando tus miedos y arrojándolos contra los míos. Uno por uno hacen dos si somos estúpidos,

Pronóstico falible.

He vuelto a debatir conmigo mismo. He abierto una brecha al pasado, he recorrido una corta y efímera infancia. He soplado velas sin miedo a quemarme en la larga y puntiaguda juventud.He volcado la vista atrás con miedo a que no quisiera volver al presente, a que galope viento en popa hacia lo que hicimos porque realmente nos apetecía, que haya pisado el freno y no me deje aprender al levantarme si no me he caído. He escuchado a Neruda, he deseado un comienzo y me he tapado los oídos cuando alguien me decía que para algunos de ellos era necesario un final. He enumerado poemas, pero con sus sonrisas no me sale. He jugado a la gallinita ciega y casi siempre confundía los papeles; unas veces miraba hacia atrás por si corría a dar un golpe en la pared como quien llega exigiendo las leyes que ha de cumplir el chico de sus sueños. Y eso que nunca ha sido de revoluciones. Las personas lloran porque tienen miedo, y tienen miedo cuando no saben qué hacer. Tengo miedo a no saber qué hacer. Y

Inmortal.

Las personas nunca mueren. Todo esto viene a cuento de que sufragamos las pérdidas, los adioses, las largas esperas que la inmoralidad nos hace pasar, desapercibidos en un mundo repleto de ruidos. Ruidos por todo. A todas horas. El silencio aprendió a hablar en voz alta, todas las noches susurran errores, errores de pasado. Nunca el futuro se equivoca, ni siquiera cuando te pone delante de algo que no te mereces. Está bien pensado: naces, amas, creces, amas, te reproduces, amas y mueres. Escoger de algún modo a la muerte es querer ser olvidado, es querer no depender de nadie cuando nadie ha dependido de ti. Es, sin más; un acoplo de tu cuerpo en la vida desinteresada de otra persona. Nos pasa como cuando llegamos tarde, pedimos disculpas e incluso prometemos que no volverá a ocurrir. Repito: la culpa del error al pasado, nunca al futuro. Yo me he enamorado, y más de una vez. He alquilado mi corazón, con la idea de hacerlo con opción a compra. Luego siempre era yo el que term

Última bala.

¿Por qué no disparas de una vez? Si algo enseñas es el tiempo, ese que nos queda, el que tenemos. Enseñas que sí, que podemos manejarlo. Que quizá no se pueda parar, adelantar o volverlo atrás. Pero sí que podemos elegir con quien lo pasamos. Y pasar tiempo contigo es hacerme su dueño, bailar con el reloj. Que no me olvide. Estás malgastando el tuyo, ¿por qué no lo haces? Una vez me dijo alguien que estaba enamorado, que no poder estar con la persona que lleva amando media vida es lo más parecido a estar muerto. Que te destroza que su risa no sea por culpa tuya. Que su felicidad ya no te anime los días grises. Vamos pequeña, eres fuerte. Aprieta el gatillo. Nunca me iré del todo, te lo prometo, es una cualidad que tenemos casi todas las personas. Prometo entrar despacio para que no me notes, en cuclillas para jugar al pilla-pilla con tus bajones hasta hacerlos desaparecer. Incluso puedo estar ahí si quieres estar sola, no haré ruido, nunca lo he hecho, no lo su