Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de octubre, 2018

La oscuridad es un trozo de luz infravalorado.

Me ha dado por encerrarme hasta gotear soledades. Martirizarme hasta el punto de no saber dar más porque saber qué entregar y no hacerlo me sigue pareciendo una falta de respeto. Me ha dado por afrontar los problemas sin hacer caso a las soluciones. Por subir a escaleras sin peldaños y adornar las calles con el color más gris de la escala de grises. Está bonita si cierras los ojos. El flujo de sucesos meridionales contrapuestos al color lo discuten tres idiotas principales, de los cuales si se insultan entre sí, acaban formando un sin fin de maneras de pintar la vida. Imagina la que nos ha tocado observar. El negro es un insulto. Un color obsoleto y amoldado para aquellas personas que quieren respirar, y lo hacen de la manera más abstracta que conozco: la de los errores que otros cometen y luego no pagan. La última vez que vi un coche amarillo pensé que la vida podría tener esos momentos en los que se producen una pausa, vuelves al pasado y ocurren todas esas

Casi nunca soy lo que me propongo.

Yo creía que, al final, todos íbamos a cambiar. Que el chico obstruido al final de la clase terminaría dando una lección de sonoridad. Que la chica acusada de todo acabaría convirtiéndose en la culpable de la felicidad de los demás. La aceptabilidad a la astucia también hace que las personas evolucionen.  Todos, en algún momento, daríamos la sorpresa esperada. De eso va creer, pensar que, imaginar. Adaptar una conciencia inminente. Un chorro de conceptos que pisotearían a la persona que fuimos. Incluso pensé que podíamos dar patadas al futuro. A lo que seremos. A lo que queremos ser. Una patada a la boca que escupe. A la boca cerrada. A la lengua desatada. Y no.  No todos cambiamos. Solo metamorfoseamos a perspectivas diferentes. Hoy soy yo, y mañana, quién sabe. Lo mismo soy lo que otro ha destruido. Lo que han decidido crear. Pero casi nunca soy lo que me propongo.

La mentira es una cura falsa.

Mentiría si pudiera y te suplico que lo hagas, que la cobardía no aguanta súplicas de hervores obscenos, no sabe de errores porque ignora todo acierto capaz de tropezar dos veces con el mismo beso. Mentiría si supiese y te suplico que me obligues. A veces pienso que hablar mal de alguien mata el miedo que aterra a esa persona por la sensación de terminar siendo conquistada por él. Miénteme si eso va a hacer que te piense menos. No menciones mi nombre si mi recuerdo no te llama, ni tampoco martirices a mis polillas porque aleteen a juicio propio alrededor de tu luz. Miénteme si me quieres más de lo que pido, si no llegamos a fin de mes y esta vez tampoco podremos hacer más que encerrarnos con la nuestra. Te mentiría si te quiero menos de la cuenta porque no me saldrían las sumas necesarias para llegar a un final después de tanto principio. No me gustaría sobrevivir a la caída de un precipicio mortal. Miénteme si tengo algún prejuici