Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de agosto, 2014

Dudas infinitas

Hoy me ha dado por hablar de lo triste que está el mundo. Luego pienso que quizá tenga yo la culpa de que todos sean tan idiotas. Y se me ocurre preguntarme qué sería de nosotros si no se llenaran nuestros domingos de nubes grises aunque detrás de ellas haga un sol radiante. No sé cómo hacer que me entendáis, es como si fuera necesario estar triste cuando menos deseas estarlo, no sé, si no me entendéis pues mejor. Pero os habéis fijado en lo que cansa estar un día tras otro aquí abajo, mientras hay personas que se llevan todo el día en las nubes. Y lo peor de todo, lo más difícil supongo que es encontrar a alguien que te mantenga ahí arriba. Que el problema está en que la persona que te da el equilibrio es esa que te empuja mientras aprendes a andar por una cuerda floja. Tus más y tus menos se han convertido en un infierno que no tiene ni pies ni cabeza. Y luego piensas que si intentas escribir todo lo que te pasa empezarás a entender un poco la de laberintos sin salida que hay desde t

Una hoguera apagada.

Soy un estúpido. Solo me siento bien estando rodeado de gente pero soy como una hoguera apagada en medio de un invierno frío si tú no pones las manos delante para que te las caliente. A veces me da por pensar que si el mundo fuera mas triste de lo que es, yo sería más feliz contigo. El problema empieza a zancadillearme la vida cuando encuentras sitios mejores en los que tirarte de brazos abiertos, sigo siendo el desastre de chico que conociste, pero no he dejado de quererte, ni de decir que eres preciosa. El otro día me atreví a sacar las fotos del cajón donde solo tú solías dejar recuerdos. Ahora están por toda mi habitación, por la cocina, tal vez por el jardín. Quise quemar todas aquellas páginas de mi diario en las que aparecías con la típica sonrisa de "me voy a comer tu mundo, aquí, y ahora", pero es de gilipollas querer olvidarte de algo que te hizo tan feliz. Se me hacen inmensos los mares en los que ya no me abrazas, el cielo parece que se puso un traje gris, porque

Y que nunca pare.

Algún día volveremos para buscar aquello que fué para nosotros, pero lo que nunca supimos es que desde el momento que empezó a pertenecernos nos había cambiado la vida por completo.                «suena bonito,                    pero jode que te cagas.» No sé si habrá algo que te arruine más la existencia que el olvido, o las ganas de echar de menos a alguien que ni siquiera piensa en ti. Es como si nos gustara sufrir (por esa persona) Y la verdad es que preferiríamos que alguien nos haga daño toda la vida mientras se quede con nosotros. Y llegará el día en que ese dolor se vuelva alimento, y tu ya no pidas más, solo que siga doliendo. Y que nunca pare.

Qué es para ti, estar sin mi.

Todo sabe a no saber qué hacer con tu vida, y de repente estás queriendo tomar un camino lleno de países bonitos para contemplarlos mientras la agarras de la mano. "Contigo me siento diferente." Pero esa no era la respuesta a la pregunta que le hice. Le pregunté si el cielo seguía del mismo azul que utilizaba yo cuando le escribía un mensaje de buenos días. Mañana ya me va a parecer tarde para querer quedarme contigo. Pero lo que no sé es si voy a seguir soñando con despeinarte cada vez que te vea con ese beso que ganaba todos los concursos del mundo si los hubiera. Y cierto es, que mientras tú estás intentando despegar una vez más, yo todavía ando aterrizando, y ya van muchas heridas abiertas.

El tú de mi quién soy.

Las noches pasaban y las estrellas fugaces me hacían pedir deseos. Desde mi ventana se veía perfectamente donde nos quedamos. «En esa estrella» -susurré. Y desde entonces llueve, pero a ti en cambio se te ve feliz. La Luna ya no me mira a los ojos obligándome a no dejarte escapar jamás. Y supongo que nunca quise que dejaras de ser el 'tú' de mi '¿quien soy?'. Que sí, que lo sé todo. Te daba miedo el amor, pero joder. Dime que no piensas en mi, en lo alto que subimos un día y lo bien que se veía el mundo desde arriba. Tan solo piensa en la de veces que me dijiste lo mucho que me echabas de menos, y en cómo nos miraban los semáforos muriéndose de envidia cuando cruzábamos la calle. Sólo prométeme una cosa, que un día volverás, pero para arrancarme por la fuerza las cosas que poco a poco me fuiste dejando, hasta el corazón. Y bueno, si te vas, cuídalo como si fuera tuyo, que en cierto modo, nunca ha dejado de serlo.