Dice que no le queda nada claro, que los ojos le brillan por el Sol. Que está entusiasmada con todo lo nuevo, pero cuida lo viejo como si lo hubiera dejado salir de sus entrañas. Al fin y al cabo no hay nada como una madre. Siempre hemos estado de aquí hacia allí y nunca en ambos sitios a la vez. Es una putada no poder disfrutar del verano en diciembre. Tampoco vamos a permitirnos ser fugaces como la luz, solo vamos a prometer unas cuantas veces al olvido que le recordaremos para toda la vida. Y cuidarnos: mientras nos tengamos. Cuando no, será una familia desahuciada la que llore por el calor que les falta. Repito: - sé que soy muy pesado - antes, siempre antes. Hay que sentir cuando menos lo esperemos. El cielo no se abre todos los días y sus piernas están de vacaciones. Se llega tarde cuando alguien te está esperando. De no ser así, no estaría escribiendo gilipolleces. Por una vez en la vida estoy viviendo, estoy sonriendo en el momento más oportuno: cuando más triste estaba.