Y un día cualquiera volverás reclamando todo. Vendrás como si nada hubiese ocurrido, como un huracán al que nadie invitó a la fiesta. Una vela en entierro ajeno, nada que ver con el mundo, nada que pedir porque nada te vas a llevar más que un mísero recuerdo. Y te va a doler, vas a desear no haberte largado. Vas a desear que te desee con la misma fuerza que hace un tiempo lo hice, vas a llorar y no de alegría. Y llegarás arrepentida. Me pedirás que quedemos en nuestro banco del parque, que pidamos dos helados como siempre lo hacíamos. Sentirnos únicas piezas en el mundo. Puzle completo. Tú y yo.