Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de septiembre, 2013

Recuerdo que.

Recuerdo que un día la llevé a ver un atardecer. No era el atardecer más bonito del mundo, pero tampoco importaba. Recuerdo que allí, a su lado, sin prestarle atención a nada que no fuese suyo, odié no poder detener el tiempo. Odié que el contacto no fuera excesivo, que no hubiera suficiente ración de besos. Si existe un límite en todo, os aseguro que no había ninguno en las ganas que le tenía. Que yo aprendí a desvestirla sin tocarla. Que aprendí a fotografiarla con palabras, con poemas que yo nunca me había atrevido a escribir. Que aprendí a besarla sin rozar sus labios. Aprendí, y qué bonito, a echarla de menos aún cuando estaba. A morir un poco cuando se iba, al escuchar ese 'adiós' que sonaba como un disparo. Que yo por ella dejé de perder todos los trenes.

Digámoslo.

Digamos que ahora mismo me daría igual reir por todo que ponerme a llorar por nada. Y que nada me hace ilusión y todo me da igual, que esto es una mierda si no está. Cuando a veces solemos olvidar lo que nos da la gana en vez de lo que nos hace falta. Porque somos un poco masocas y nos quedamos con la parte negativa. Y cómo explicártelo.. es como si te quisiera a mi lado pero tuviera ganas de correr hacía otro sitio. Y siempre he sido más de quedarme queriendo irme, que de irme queriendo quedarme. Y llegas a ese punto en el que no lloras y eres capaz de sudar la puta tristeza. Porque tú ya no lloras, ni duermes por las noches pensando en si mañana abrirás los ojos y estará todo tal y como lo dejaste la noche anterior. Supongo que esto es como todo, unos vienen y otros van.. pero tú te quedas, siempre te quedas sin querer quedarte. Estás pero no estás, no se si me explico. Los mejores momentos se agarran de la cintura, y en esa curva me maté yo, por estar pendiente a la amortización de

Tanto y a la vez tan poco.

De tanto cabrearme la cabeza por querer escribir algo alucinante estoy aquí de nuevo, con ganas de soltarte miles de cosas, pero sin saber qué decir. Podría decirte que te quiero y pedirte que te escaparas conmigo hasta el fin del mundo. Pero y qué si no soy de los que escogen el camino fácil. Yo soy más de callarme todo lo que el alma me pide que suelte a toda hostia hasta que un día reviente y rompa a llorar. Voy a ser tan gilipollas que dejaré que te pires con otro sin haberte hecho saber lo que siento por ti. Sin haberte dicho que estás preciosa cuando sonríes. Lo graciosa que estás cuando pareces que vas a estornudar pero al final no. De verdad, quién en su sano juicio no perdería la cabeza por tí. Al final de todo esto siempre termino odiándome. Por mucho que intento sobrevivir conmigo mismo me acojona la idea de no tener una sonrisa amortizada esperándome al salir de las clases, al final y al principio del día. Prometo acompañarte a casa cada noche, y prometo no prometerte que e

No tardes mucho. En irte, o en volver.

Supongo que en esta vida siempre, siempre, tienen que ver cómo te largas para que empiecen a correr detrás de ti. Y, ¿a quién no le gusta eso? A mí siempre me ha gustado eso de decir "me voy" y que me contesten con un "quédate un ratito más". Eso de que tengan ganas de verme, ¿qué se siente? ¿Cómo te sientes cuando alguien desea con todas sus ganas tenerte a su lado? Porque yo he sentido cómo necesitar a alguien hasta el punto de romperme por dentro. Y, ¿sabéis que es lo peor? Que hay cosas que nunca vas a olvidar. No importa lo mucho que lo intentes, lo mucho que corras detrás de unas cuantas guarras para quitarte el mal sabor de boca. El beso no es el mismo, los lunares y las cicatrices, todo ha desaparecido. O han cambiado de sitio, el caso es que ya no son lo que eran. Y dime, ¿te besa mejor que yo? No sé, pregunto.. Ojalá dieras en mi cama las mismas vueltas que das en mi cabeza, ojalá. Duele que sonrías y no sea por mí. Me dan ganas de alejarme de todo. Cada