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Mostrando entradas de abril, 2018

El amor nunca ha sido rosa.

Dejan huella por no decir agujeros. Se quieren tanto que duele, así, son las cosas. Uno no acepta que el daño es necesario hasta que lo hace, a nadie le gusta ser víctima de un asesino indomable, estremecedor o acústicamente adictivo. Todo suena mejor cuando estás empapado de ello, cuando al fin y al cabo te ves impregnado de un olor incandescente, un hallazgo que da a tu vida un giro de tropecientos grados. Y es que lo jodido de dar tantas vueltas es que jamás sabrás si caerás de pie o darás con los dientes en el suelo. Yo ya caía de canto cuando las monedas no valían ni un duro. Se quieren tanto, que el cobijo es suficiente. Estar amainando tormentas en cuerpos ajenos se ha convertido en deporte olímpico, nadie persigue la medalla que otorgan al que más tiempo se quede, con la única y exclusiva excusa de saber permanecer. Se quieren tanto, que forman una revolución. Nadie hace caso a sus principios cuando empiezan a pensar en un final. Todos tenemos muy claro lo que querem