Por todas esas veces que hemos querido decir algo y nos lo hemos tragado. Por esas veces que el corazón ha triunfado en esa guerra fría contra el orgullo. Es como tener frío y no abrigarte. Como saber que te vas a estrellar, y te niegas a frenar, te niegas a detenerte. Hay miedo, miedo al fracaso, al qué dirán. Las cosas se pueden torcer y no sabes hasta qué punto puedes meter la pata. Es cuando lo haces, cuando dices que has metido la pata hasta el fondo. Entonces te das cuenta, que al tocar fondo, ahí abajo sigue habiendo mierda. La peste se acumula hasta que se expande. Llenas tanto el frasco, que acaba explotando. Para que la próxima vez no cometas el mismo error, usa un frasco más grande. Para que todo se acumule sin miedo. El miedo a estallar, a decir cómo te sientes. Estás mal, ese último cigarrillo te ha dejado un mal sabor de boca. Te das asco a ti mismo. Que los cigarros saben mejor cuando te los fumas a medias. Entonces razonamos, ponemos en modo "play" nuestro cer