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Mostrando entradas de julio, 2017

Repentinamente.

Aparece acorazada, armada de valor y chapuzones. De esos que cualquiera querría saltar si hay un pacto perdido con el agua: su cuerpo. Sonreía poco, o eso solía decirme a mí mismo cuando contaba los cadáveres. Algo inerte puede cobrar la apariencia que agrade a cualquiera menos a ti, por eso murió hace tiempo. Qué bonito es estar enamorado de alguien que no existe. Incluso leyendo más despacio se puede apreciar en la palabra siempre que el tiempo sigue avanzando. Qué obsesión es esta de querer partirle las piernas a los tiempos que corren. Es como alimentar a una personalidad distinta cada día: uno desayunas en casa, al día siguiente olvidas las llaves y al tercero estás durmiendo con alguien en un lugar que desconoces. ¿Habría yo venido aquí, siendo consciente de que este no es mi sitio?. Uno es de quien ha dejado que le conozca de verdad, por eso no quiero que prestéis atención a nada. Dejad de leer, lo que viene ahora no es importante: hace falta estar en guerra para echar de men

Errores.

Yo también tengo ilusiones,contigo, con la vecina, de vez en cuando sueño que me tiro a alguien y no por no contarlo soy más feliz ni se cumplen mis sueños más recatados. De vez en cuando me veo como ese pequeño prisionero que lleva tanto tiempo encerrado hasta que un día hace un plan para escapar y no sale corriendo, espera un poco más por si el tiempo devuelve.  Todo lo que hicimos a costa de alguien el karma lo tacha contra ti porque en esta vida ser injusto se paga doble y a contrarreloj.  Las noches tiernas que al día siguiente se vuelven duras porque no te las comiste a tiempo.  La sal en los ojos de ese mar que escondía tantos fracasos como abrazos prometen las personas. Ya hay más gente creyendo que es feliz que personas.  Lo reconozco, también me atribuyo a ese efímero suspiro que puede dar más de si pero no tiene destinatario. Me encontré con la esperanza y le dije que ya no tenía ningún as bajo la manga, que todos los puse en

Esta vez.

Esta noche no vengo a contarte ningún sueño. Sé de esos que se viven y luego no se duermen por miedo a no despertar. Entiendo de unos cuantos que, cuanto más aprietas los dientes menos se cumplen. Cumplí veintiuno hace casi seis meses y aún no sé decir si he madurado de manera perpetua o si he aprendido a dar besos intergalácticos. Crecer es darse cuenta de. Tan ambiguo como siempre, porque luego te agachas para coger cualquier porquería del suelo. Ya nos lo decía mamá. Lo más típico que te puede pasar es actuar de manera lúcida y contestar a todo:  no me volverá a ocurrir .Estoy en medio de todo lo extremo, porque aquí donde aún hay un motor que se hace llamar latido sigue la regla de ‘ o sientes o estás muerto ’. Y yo siempre preferí ser sencillo. No por no complicarme o no saber a dónde ir cuando hace frío, sino por evitar los laberintos feos que ocasiona la duda disfrazada de asesina, visitando el lugar del crimen para dejarle flores. “Nadie llama cementerio a un jardín de flo

Warriors.

Volvimos atrás para matar al lobo de caperucita, para arruinar todos aquellos planes que, aún incumplidos, siguen torturando a la imaginación. Fuimos observando, tocando, oliendo, saboreando, oyendo y sintiendo, sobre todo sintiendo las calles que nosotros mismos construimos. Habíamos puesto unos límites preciosos, de esos que adornan árboles en Navidad, de los que merece la pena saltarse porque lleves prisa o porque te rebose la incongruencia de seguir las reglas a toda costa. Fuimos capaces de todo, capaces de besar, capaces de formar corazas incontables, nos hicimos dueños de la posibilidad y estaba muriendo poco a poco en nuestras manos lo prohibido. Desde aquel entonces no tropiezo de esa manera que sabe a vuelo raso, a la manera tonta de cometer un fallo porque sí o a la inmensidad que oprime la palabra ‘casi’. Recuerdo que salimos a buscar la paz y encontramos una guerra que nos divertía, una guerra que no hacía daño y por la que toooooooodo el mundo pagaría. Una de d

Héroes.

Yo sé que en el fondo abrazas a todo aquello que quieres. Me prometo a mí mismo que estás tan segura que no hace falta que nadie te repita las cosas dos veces para que lo hagas bien cuatrocientas sin fallar. Sé también, que te enamoras catorce veces al día. Que sueñas despierta pero con las ganas de dormir con alguien. De buena manera he sido consciente de tus lunas llenas y he visto en tus ojos el reflejo de alguien que es feliz dándolo todo aún sin cumplir la necesidad de recibir algo a cambio. Me he preguntado el por qué y te he puesto en el lado bonito de las cosas, donde los amortiguadores te sacan de cualquier bache que manche tus zapatos nuevos. Ojalá respiraras con este corazón y dieras una oportunidad a todo aquello que se ha auto-encarcelado. Sé que no soy el mejor en esto, pero en cuanto a la esencia de cada persona nadie lo hace mejor que uno mismo. Y se nos acumularon así trescientas noches sin decirnos la verdad, sin hacerles caso a todas esas agujas que ponen al tiempo e

Un día diferente.

He sanado muchas veces. De vez en cuando la necesidad de sentir vacío hacia alguna cosa me llenaba de agujeros. Y no siempre se altera uno cuando se pone nervioso. Al menos, yo he acariciado unas manos frías, he sabido asaltar a la hora exacta un corazón a destiempo. Y así como todos, he abierto una brecha a un lugar perfecto donde no hay nadie capaz de destrozar mi ego más redundante. Nunca sé qué decir en estos casos, por eso siempre grito a lo loco. Ojo, que gritar a lo loco es un ascensor hacia arriba, pero no sabes hasta qué planta exactamente. Lo mejor, en realidad, de las personas no son las personas. Nadie sabe ser uno mismo hoy en día. Yo, por ejemplo, soy tú, y mi madre, y mi tía, y mi hermano pequeño. Soy tan otras personas que no me conozco cuando me llamo. Se me da bien hablar solo, sobre todo cuando ni yo me estoy escuchando. Me siento alagado cuando me dicen que beso bien, que hago algo a beneficio de terceros. Aunque no me nazca, si algo sé hacerlo bien he de hac

Que te quieras.

Que te cuides. Empezar por lo importante es darte cuenta de que no vas a saber cómo terminarlo. Si de verdad quisieras ser feliz no te tratarías así. Que te rías. No hagas lo que te dé la gana, eso ya es obligarte a hacer algo. No hagas nada de lo que te digan, ni mucho menos lo que no. Que digas que sí. Agacha la cabeza y vuélvela a levantar, no gastes ni aire. Sé más paciente que enfermera. Que no todo es tan feo. Aprende a mirar hacia arriba, coquetea  contigo misma en el espejo, dile al miedo que te invite a una cerveza. Que seas feliz. Ya has sido triste, has sido complicada, melómana, demasiado crítica, infravalorada, niunamás. Te toca mover los dados. Róbalos, llévatelos a casa. Sáltate las casillas, saca un cinco, haz el pino del revés. Grita. Que quiero que grites. Mójate los labios, alborótate el pelo, siéntete sumisa por ninguna vez en tu vida. Que vivas. Deja atrás todo lo que venga por delante, dile que eres más rápida, que te tropiezas por correr demasiado pero te levanta

Cenizas.

Estoy tratando de orbitar a este desorden emocional,de poner en su lugar algo que nunca ha sido de nadie. Es como dar casa y hogar a un vagabundo que quiere romperte las piernas, hacerte llorar o apagar tu risa. Sigo tratando de inventar un medio de ascensión incomparable a los ascensores que dan al cielo, a las escaleras con escalones de colores y a las subidas de ánimo o adrenalina. Nunca he creído en los bajones tontos, siempre he estado sujeto a una situación de vulnerabilidad que no quiere levantarse del sofá. Y es que siempre, siempre, antes de irte tienes que desconectar la estufa, para evitar un incendio. Lo mismo con los sentimientos, que si están vivos no dejan vivir y son como ese niño pequeño que no para de llorar porque tiene hambre. Para alimentar una boca basta con decir lo que sus oídos quieren escuchar, y yo lo más parecido a un psicólogo de los de hoy día lo he encontrado en la barra de un bar. Por todas estas cosas siempre cuento lo d

Traum.

Salgo a vivir por las mañanas. Me río siempre que veo un gato negro o cuando una persona no me devuelve el saludo por la calle. Constantemente intento creerme superior a lo que he sido y eso es porque no me caben los huesos en el cuerpo de tanta presión. Que la presión en los tiempos que vivimos es la agonía de tener todo aquello que no sabemos mantener con nosotros. Siempre he pensado que si desperdiciamos algo es por la absurda manía que tenemos de decir que lo que viene será mucho mayor que lo que se va. No tenemos ni puta idea, realmente. Yo, por ejemplo, los cubatas me los suelo pedir un poco más cortos por si existe en el mundo alguien un poco más alcoholizado que yo y lo necesite. Por culpa de las oportunidades no tengo un mayor afán por hacer las cosas bien. Simplemente me sale del corazón aquello que mi cabeza dice que está en otro idioma y yo siempre fui demasiado perezoso a la hora de ir a clases. Acabaré en una alfombra, tumbado, viendo como pasa mi vida montada

Valiente.

Y salió el Sol ente tanta nube, con él medí mi fuerza y terminé hecho cenizas. Lo bueno está por llegar pero no sé a qué estación tengo que ir a buscarlo. Me levanto con las ganas de ayer y las que espero tener mañana, y al día siguiente de haber perdido la esperanza empecé a buscar excusas. Lo que no sabe la soledad es que estoy tan solo que no la necesito. Que su tranquilidad me pone nervioso y que no he visto amuleto más potente que unas cuatro estaciones. Nunca he dicho que me estoy autoconvenciendo porque no quiero convencerme del todo, nunca he pronunciado una bala a destiempo porque pienso que el tiempo no existe. El tiempo se crea. Y todos nos lo creemos cuando nos dicen que ya es imposible pero las cosas se hacen a fuego lento porque el Sol que salió de entre tanta nube no calcinaba con la suficiente potencia. He visto a alguien llorar por algo que me ocurrió a mí y me siento un imbécil. Creo en las hadas porque el amor se está perdiendo en un océano diseñado

Escribo.

Escribo porque me dijeron que no gritara. Porque cuando el vaso se llena no hay beso que lo vacíe. Escribo porque me gustas. Juro que todo lo que he hecho en mi vida lo hice por mí, pero por tu culpa. Escribo para pedirme perdón. Porque ya no hay sitio donde ir a la hora de salir corriendo. Escribo para alimentar mis miedos, me recuerdo aterrorizado debajo de la cama abrazado a los monstruos. Escribo por no llorar, porque tampoco río. Escribo para que la verdad se crea todas  las mentiras que le cuento: no necesito a nadie para ser feliz. Escribo porque otras personas me enseñaron a leer. Las palabras no pesan tanto como los actos, y después de todo nos aplastan los hechos que no se llegan a hacer. Escribo porque ya no duermo, solo ensayo lo que me gustaría que algún día no se terminara de cumplir. Escribo porque quiero morir por los brazos, porque me han acariciado tanto las manos que tengo tres corazones en el puño. Y ninguno late por mí.

Mi deseo.

El problema es que nunca llegamos del todo, que nunca nos convencemos dos veces por intentarlo una tercera. El problema, es que el amor es una mierda, que el destino no existe, pero si lo hiciera sería una mierda. Los sueños son una mierda, los fracasos son una mierda, los  casi , los  te prometo , los  voy a intentarlo con todas mis fuerzas. El problema es que no quiero estar en ninguno de los lugares donde paso la mayor parte del tiempo, donde no hay fiesta en tu cuerpo y tregua cada atardecer. El problema es que quiero que el tiempo se pare, que los besos no se borren, que las heridas no sanen, que la lluvia no cese, que la marea no se calme. Quiero despacito que todo ocurra muy deprisa, deseo temblar tanto que tiembles tú cuando estás conmigo. Quiero cambiar de aires de boca a boca, pasear por tu piel como por la playa, agarrando tus miedos y arrojándolos contra los míos. Uno por uno hacen dos si somos estúpidos,

Pronóstico falible.

He vuelto a debatir conmigo mismo. He abierto una brecha al pasado, he recorrido una corta y efímera infancia. He soplado velas sin miedo a quemarme en la larga y puntiaguda juventud.He volcado la vista atrás con miedo a que no quisiera volver al presente, a que galope viento en popa hacia lo que hicimos porque realmente nos apetecía, que haya pisado el freno y no me deje aprender al levantarme si no me he caído. He escuchado a Neruda, he deseado un comienzo y me he tapado los oídos cuando alguien me decía que para algunos de ellos era necesario un final. He enumerado poemas, pero con sus sonrisas no me sale. He jugado a la gallinita ciega y casi siempre confundía los papeles; unas veces miraba hacia atrás por si corría a dar un golpe en la pared como quien llega exigiendo las leyes que ha de cumplir el chico de sus sueños. Y eso que nunca ha sido de revoluciones. Las personas lloran porque tienen miedo, y tienen miedo cuando no saben qué hacer. Tengo miedo a no saber qué hacer. Y

Inmortal.

Las personas nunca mueren. Todo esto viene a cuento de que sufragamos las pérdidas, los adioses, las largas esperas que la inmoralidad nos hace pasar, desapercibidos en un mundo repleto de ruidos. Ruidos por todo. A todas horas. El silencio aprendió a hablar en voz alta, todas las noches susurran errores, errores de pasado. Nunca el futuro se equivoca, ni siquiera cuando te pone delante de algo que no te mereces. Está bien pensado: naces, amas, creces, amas, te reproduces, amas y mueres. Escoger de algún modo a la muerte es querer ser olvidado, es querer no depender de nadie cuando nadie ha dependido de ti. Es, sin más; un acoplo de tu cuerpo en la vida desinteresada de otra persona. Nos pasa como cuando llegamos tarde, pedimos disculpas e incluso prometemos que no volverá a ocurrir. Repito: la culpa del error al pasado, nunca al futuro. Yo me he enamorado, y más de una vez. He alquilado mi corazón, con la idea de hacerlo con opción a compra. Luego siempre era yo el que term

Última bala.

¿Por qué no disparas de una vez? Si algo enseñas es el tiempo, ese que nos queda, el que tenemos. Enseñas que sí, que podemos manejarlo. Que quizá no se pueda parar, adelantar o volverlo atrás. Pero sí que podemos elegir con quien lo pasamos. Y pasar tiempo contigo es hacerme su dueño, bailar con el reloj. Que no me olvide. Estás malgastando el tuyo, ¿por qué no lo haces? Una vez me dijo alguien que estaba enamorado, que no poder estar con la persona que lleva amando media vida es lo más parecido a estar muerto. Que te destroza que su risa no sea por culpa tuya. Que su felicidad ya no te anime los días grises. Vamos pequeña, eres fuerte. Aprieta el gatillo. Nunca me iré del todo, te lo prometo, es una cualidad que tenemos casi todas las personas. Prometo entrar despacio para que no me notes, en cuclillas para jugar al pilla-pilla con tus bajones hasta hacerlos desaparecer. Incluso puedo estar ahí si quieres estar sola, no haré ruido, nunca lo he hecho, no lo su

No todo lo que ríes es alegría.

Cuentan los semáforos en rojo que hay leyendas que se hacen pasar por cicatrices. Que quiero verte florecer. Que salpicar al echar de menos se ha convertido en un modo absurdo de perder amigos. Que bastaba con decir que no podíamos hacerlo, pero teníamos que demostrarlo. Existe la posibilidad, pero no la suficiente madurez como para agarrar un sentimiento todavía un poco verde. Que tu risa es mi enemiga. Que tu risa es también la enemiga de David, pero que ayudó a vencer a Goliat. Tu risa rompe los puntos de sutura. Que lleva la culpa de las formas, los tiempos y los lugares que no se olvidan fácilmente. Acaríciame la espalda que bastantes palmaditas he recibido ya. Que te mueves buscando la postura exacta pero está retorciéndote el corazón. Que la anestesia no cura el olvido. Que nunca llevo la razón y tú siempre traes de sobra para los dos. Estoy convenciéndome de que no soy a mí al que tengo que convencer. Que cada vez que grito me piden que, por favor, hable

Meraki.

Solíamos salir a echarle un vistazo al mundo, nos quejábamos de todo. -La gente te besa, sin saber hasta dónde pueden besar-. Pero algún día dejaba de ser como cualquier otro cuando mirábamos y no con los ojos. Cuando las grietas no eran selladas sino atravesadas, por un haz de luz que te recorría todo el cuerpo fascinándote por fuera. Como pedir auxilio a gritos, pero no para uno mismo. Hacíamos gárgaras con el pasado influenciándonos por la buena suerte de cruzar los dedos y no los brazos. Lo último siempre traía consecuencias, y las consecuencias si no ocurrían con un poco de perseverancia no valían nada. Tiempo atrás estuvimos hablando y no nos entendimos, blanqueamos un poco el futuro respondiendo preguntas que jamás nos ocurrirían. Y poco a poco se dice demasiado pero nosotros no abrimos la boca, más bien nos cerramos la vida. Estuvimos de acuerdo en algo que acababa en nosotros pero siempre nos llevábamos la contraria. Queríamos vivir, y morirnos ahora que estábamos j

Alas en reposo.

Momentáneamente no sufro ningún algoritmo sentimental porque las tornas han cambiado de país al ver a unos ojos luchando por la esclavitud de un corazón que no late más deprisa porque no puede. Suena bastante trágico -las cosas como son- que el sufrimiento pase de generación en generación como un virus al que solo podemos matar atrayendo a otra persona retractada de promesas hasta los huesos. Con lo bonito que es caer y pensar que aprender del error es enamorarse un poco más y como dios manda, con los pies sobre el volante, las macetas a salvo del diluvio internacional que el día mundial de los inocentes trae a casa por navidad. Hasta cuando nos refugiamos en los refugiados entendemos de plenitud y ponemos cachas al olvido de cosas que nos influencian la vida de acciones contradictorias a lo que nuestros padres nos enseñaron. Y que a veces, no está mal decir si, que sobra un poco el decir no cuando quedarse un ratito más es el delito más bonito que tu alma cumple en cadena perpetu