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Mostrando entradas de junio, 2016

Transparencia psicoterapéutica.

Dice que no le queda nada claro, que los ojos le brillan por el Sol. Que está entusiasmada con todo lo nuevo, pero cuida lo viejo como si lo hubiera dejado salir de sus entrañas. Al fin y al cabo no hay nada como una madre. Siempre hemos estado de aquí hacia allí y nunca en ambos sitios a la vez. Es una putada no poder disfrutar del verano en diciembre. Tampoco vamos a permitirnos ser fugaces como la luz, solo vamos a prometer unas cuantas veces al olvido que le recordaremos para toda la vida. Y cuidarnos: mientras nos tengamos. Cuando no, será una familia desahuciada la que llore por el calor que les falta. Repito: - sé que soy muy pesado - antes, siempre antes. Hay que sentir cuando menos lo esperemos. El cielo no se abre todos los días y sus piernas están de vacaciones. Se llega tarde cuando alguien te está esperando. De no ser así, no estaría escribiendo gilipolleces. Por una vez en la vida estoy viviendo, estoy sonriendo en el momento más oportuno: cuando más triste estaba.

de par en par apostando al uno.

La verdad es que se entretiene con cualquier cosa. Además, tiene un afán por mojarse los labios con la lengua como si con cada gesto diera una gota de agua a los que mueren de sed en los desiertos. Es muy estúpida, la verdad. Siempre ha pensado que me puede llegar a querer muchísimo más que yo a ella. Qué ingenua. Se pone tacones para mirar más desde arriba, para comprobar el cambio que sufren las personas cuando agachan la cabeza. Quiere salvar vidas, le gustaría ser enfermera y no sabe que lleva muchísimo tiempo arreglándome el corazón. Algún día diré todo lo que he querido decir desde que me ha salido barba. Y es que la gente me mira diferente pero sólo con ella me siento distinto. Pierde la mirada para apuntar a un objetivo. Solo que no busca, sino espera a que la encuentren. Después dispara por la retaguardia. No le gustan las guerras, pero seguro que su cabeza piensa en un futuro embutido en peleas de almohadas. Quiere con los pies -aparte de con el corazón-, porque

Ella es de esas.

Por no deciros que echar de menos es el motivo más fuerte por el que escribo. También porque, a veces: por cosas de la vida, crees en cosas que han pasado pero no a ti. Estamos en ese punto, A punto de empezar. Y así llevamos casi seis meses. No obstante, ella me quiere. Por ese mismo motivo he dejado de fracasar, he dejado las penas a un lado para hacerle hueco. Qué os voy a contar, ella me da la mano en plena tormenta de arena. Estuvimos pensando durante bastante tiempo quién iba a tirar la primera piedra. Por cortesía: las señoritas primero. Y nos conocimos, sin saber qué iba a pasar pero sí sabiendo lo que realmente querríamos que pasara. La sorpresa vino al escampar, que nos quedamos con sed. Decidimos vernos a escondidas del mundo, ya sabéis, por eso del miedo a que te tengan tanta envidia que sacrifiquen su dignidad por hacerte sentir un poco mal. La verdad es que nos va bien, nos va tan bien que hemos dejado de pedir deseos y estamos empezando a cumplirlos. Además, ella es de