Qué es la soledad sino la falta de emociones, de qué trata el cariño si no es de usted. En qué se basa el respeto si no son unos ojos incesantes, sobre otros acobardados. Por qué se consume la ternura si no es la falta de un cuerpo firmado y pagado a corto plazo por las ganas. Dónde han quedado los sentidos si por su boca no muere el pez, sino que encuentra el camino de vuelta a casa. Dice su piel que unas manos son como una máquina del tiempo, viajando por recuerdos hasta no llegar al olvido. Cuándo se extinguió la causa por la que quedarse, cuánto nos va a costar sufragar estos miedos. Por dónde queda la exigencia, la lealtad, hacia aquellos reyes que no existen. Cuándo cobrará vida este amor bastardo, encarcelado en la prisión del ya no más. Para quién, amor, sino nosotros, es la muerte acechando sonriente. Y por qué ha de regresar, lo que no llamo, lo que no busco, lo que ya creía que no me hacía falta.