Sí a todo, sí rotundo.
Sí a que me haga cosquillas.
Sí a reír del bien del vecino, aunque el tuyo se quede por el camino.
Sí a que me la ponga dura.
Sí a aceptar a un gobierno, sí a que un gobierno nos acepte a nosotros.
Sí a pertenecer a algo mayor.
Sí a formar parte de algo minúsculo.
Sí a que nos rompan, sí a que nos reconstruyan.
Sí a tirar abajo hogares, sí a levantar imperios.
Sí a las películas porno.
Sí a lo impredecible, sí a que lo veas venir de lejos y ya no quieras que se marche.
Sí a las abstenciones, sí a los sí porque sí.
Sí a que nos dividan.
Sí a que nos duela.
Sí a que nos sane, sí a que nos sacie.
Sí a los controles de alcoholemia.
Sí a ser ratas de laboratorio, sí a que las ratas de laboratorio acaben devorando a los científicos.
Sí a equivocarnos, sí a no aprender del todo de nuestros errores.
Sí a que nos elijan.
Sí a cumplir las expectativas.
Sí a naufragar, sí a derrumbar el barco, sí a las islas desiertas.
Sí a morir de algo, sí a vivir por algo.
Sí a que nos cambien, sí a algo mejor.
Sí a las manifestaciones.
Sí a que me mire con esos ojitos, aunque no me vea.
Sí a pedir auxilio.
Sí a no necesitar auxilio.
Sí a que llueva, sí a que escampe.
Sí a que me quiera, sí a que la quiera.
Sí a lo ambiguo, sí a que te lo parezca, sí a que lo sea.
Sí a lo complicado, sí a las hostias, sí al retroceso.
Sí a la pistola, sí a la bala, sí al impacto.
Sí al asesinato, sí al crimen, sí al culpable.
Sí a mí, sí a ti, sí a nosotros.
Sí a eso que no sé cómo se llama, sí a aquello que sé cómo se llama, pero no cómo llamarlo.
Sí a lo que no llega, sí a lo que aun está por no venir, sí a las piedras como regalo.
Sí a las tantas, sí a primera hora del día.
Sí mientras la miro, sí mientras la juzgo, sí mientras la delato.
Sí a la inocencia, sí al sin querer, sí a lo mínimo.
Sí a los límites, sí a no hacer caso a los límites.
Sí a la guerra, sí a luchar, sí al amor, sí a perder.
Sí a los extraños, sí a los conocidos, sí a cualquiera.
Sí a las montañas, sí a la playa, sí al lugar donde esté.
Sí a los frenos, sí a la velocidad, sí a las murallas.
Sí a la sangre, sí a los vampiros, sí a los ventrículos de escarcha.
Sí a la infinitud, sí a los casi, sí a la naturaleza.
Sí a que me corrija, sí a que se equivoque mientras me corrige.
Sí a que me pise, sí a dejar huella. Sí al suelo.
Sí al paraíso, sí a los GPS. Sí a los caminos hacia su boca.
Sí a la oscuridad, sí a abrir los ojos, la mente, el alma.
Sí a cruzar los brazos, si a la autodestrucción.
Sí rotundo a las rotondas, sí a que en todas direcciones esté escrito su nombre, sí a no saber con qué parte quedarme.
Sí a salir al patio a jugar, sí a recibir un balonazo. Sí a que jueguen contigo, sí a ser la pelota.
Sí a hacer la pelota, sí a que me crea.
Sí a que se quede, sí a que sin nada.
Sí a las promesas, sí a prometer darlo todo.
Sí a volver dos renglones más arriba.
Sí a que esta vez deje que decidan por ella.
Sí a que me insulte.
Sí a que se enfade.
Sí a la bipolaridad. Sí a que se calme.
Sí a la calma, sí a que me deje ser la tormenta.
Sí a que se deje llevar, sí a que permita que nunca la traiga de vuelta.
Sí a que me haga cosquillas.
Sí a reír del bien del vecino, aunque el tuyo se quede por el camino.
Sí a que me la ponga dura.
Sí a aceptar a un gobierno, sí a que un gobierno nos acepte a nosotros.
Sí a pertenecer a algo mayor.
Sí a formar parte de algo minúsculo.
Sí a que nos rompan, sí a que nos reconstruyan.
Sí a tirar abajo hogares, sí a levantar imperios.
Sí a las películas porno.
Sí a lo impredecible, sí a que lo veas venir de lejos y ya no quieras que se marche.
Sí a las abstenciones, sí a los sí porque sí.
Sí a que nos dividan.
Sí a que nos duela.
Sí a que nos sane, sí a que nos sacie.
Sí a los controles de alcoholemia.
Sí a ser ratas de laboratorio, sí a que las ratas de laboratorio acaben devorando a los científicos.
Sí a equivocarnos, sí a no aprender del todo de nuestros errores.
Sí a que nos elijan.
Sí a cumplir las expectativas.
Sí a naufragar, sí a derrumbar el barco, sí a las islas desiertas.
Sí a morir de algo, sí a vivir por algo.
Sí a que nos cambien, sí a algo mejor.
Sí a las manifestaciones.
Sí a que me mire con esos ojitos, aunque no me vea.
Sí a pedir auxilio.
Sí a no necesitar auxilio.
Sí a que llueva, sí a que escampe.
Sí a que me quiera, sí a que la quiera.
Sí a lo ambiguo, sí a que te lo parezca, sí a que lo sea.
Sí a lo complicado, sí a las hostias, sí al retroceso.
Sí a la pistola, sí a la bala, sí al impacto.
Sí al asesinato, sí al crimen, sí al culpable.
Sí a mí, sí a ti, sí a nosotros.
Sí a eso que no sé cómo se llama, sí a aquello que sé cómo se llama, pero no cómo llamarlo.
Sí a lo que no llega, sí a lo que aun está por no venir, sí a las piedras como regalo.
Sí a las tantas, sí a primera hora del día.
Sí mientras la miro, sí mientras la juzgo, sí mientras la delato.
Sí a la inocencia, sí al sin querer, sí a lo mínimo.
Sí a los límites, sí a no hacer caso a los límites.
Sí a la guerra, sí a luchar, sí al amor, sí a perder.
Sí a los extraños, sí a los conocidos, sí a cualquiera.
Sí a las montañas, sí a la playa, sí al lugar donde esté.
Sí a los frenos, sí a la velocidad, sí a las murallas.
Sí a la sangre, sí a los vampiros, sí a los ventrículos de escarcha.
Sí a la infinitud, sí a los casi, sí a la naturaleza.
Sí a que me corrija, sí a que se equivoque mientras me corrige.
Sí a que me pise, sí a dejar huella. Sí al suelo.
Sí al paraíso, sí a los GPS. Sí a los caminos hacia su boca.
Sí a la oscuridad, sí a abrir los ojos, la mente, el alma.
Sí a cruzar los brazos, si a la autodestrucción.
Sí rotundo a las rotondas, sí a que en todas direcciones esté escrito su nombre, sí a no saber con qué parte quedarme.
Sí a salir al patio a jugar, sí a recibir un balonazo. Sí a que jueguen contigo, sí a ser la pelota.
Sí a hacer la pelota, sí a que me crea.
Sí a que se quede, sí a que sin nada.
Sí a las promesas, sí a prometer darlo todo.
Sí a volver dos renglones más arriba.
Sí a que esta vez deje que decidan por ella.
Sí a que me insulte.
Sí a que se enfade.
Sí a la bipolaridad. Sí a que se calme.
Sí a la calma, sí a que me deje ser la tormenta.
Sí a que se deje llevar, sí a que permita que nunca la traiga de vuelta.
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