Ir al contenido principal

Valiente.

Y salió el Sol ente tanta nube,
con él medí mi fuerza y terminé hecho cenizas.
Lo bueno está por llegar pero no sé
a qué estación tengo que ir a buscarlo.
Me levanto con las ganas de ayer
y las que espero tener mañana,
y al día siguiente de haber perdido la esperanza
empecé a buscar excusas.
Lo que no sabe la soledad es que
estoy tan solo que no la necesito.
Que su tranquilidad me pone nervioso
y que no he visto amuleto más potente
que unas cuatro estaciones.
Nunca he dicho que me estoy autoconvenciendo
porque no quiero convencerme del todo,
nunca he pronunciado una bala a destiempo
porque pienso que el tiempo no existe.
El tiempo se crea.
Y todos nos lo creemos cuando nos dicen
que ya es imposible pero
las cosas se hacen a fuego lento
porque el Sol que salió de entre tanta nube
no calcinaba con la suficiente potencia.
He visto a alguien llorar por algo
que me ocurrió a mí
y me siento un imbécil.
Creo en las hadas porque el amor
se está perdiendo en un océano
diseñado y taladrado por nosotros mismos.
Y no es por culpar a madre naturaleza,
porque una madre solo tiene la culpa de que
existas, y de que tu hermano
robe el trozo de tarta que estaba reservado para ti.
No me quejo del frío
porque nadie sabe lo calentito
que se está aquí dentro,
donde todos te abrazan.
He salido por la puerta de atrás
para no encontrarme con
lo que se me viene de frente.
He subido escaleras que bajaban
al núcleo de corazones deshabitados y,
se me ocurrió que el estar incompleto
es la ocasión perfecta para
exigirte ser más valiente de lo que has sido.

Comentarios

Entradas populares de este blog

A mi pesar.

 Me ha tocado ser indeleble. Adoptar al viento por la envidia del levante y la ley de la atracción que supone manejar el campo de visión que se me otorga a casi trescientos sesenta grados. Nunca tengo la periferia cubierta del todo. Siempre hay un atisbo, un espejo en ángulo muerto, un visor retro que me dice hasta cuándo estuve y la escala del cómo.  Ahora me ha dado por diseñar gráficos para comparar mi vida y obtener las malditas analíticas de cuánto he mejorado desde que nos despedimos. Lo jodido es que lleva casi un año sin actualizarse porque no tengo tiempo para pararme a pensar. Estoy mejorando, pero no sé medir la velocidad ni los peldaños. No sé en qué flaqueo ni lo que supero con creces. Mi vida es una expectativa. La realidad es que estoy cómodo, no sufro de más pero no dejo de sentirme insuficiente. La diferencia es que es muy diferente. Antes tendía a echarme a llorar y ahora suelo atenuar la importancia hasta alterar la indiferencia que me causa con respecto al ...

Ya no quiere ser fuerte.

Ya no salta. Piensa que se ha hecho mayor y que ya nadie quiere jugar a ser el astronauta que va saltando sobre sus lunares. Dice que está triste, que el mundo está triste. Y eso la hace estar más triste aún. Se le ha escapado una sonrisa, corred y pedid un deseo. Deseo no estar aquí. Deseo ser libre atada a sus brazos. No me acuerdo, pero era preciosa. Y educada, siempre me preguntaba si quería echar otro. Adivinadlo, no estoy hablando de pitis. Cuando el sol se pone su mundo se agita, se vuelca, se consume. No se siente capacitada para vivir sola, y define sola: sin ti. Mira por la ventana buscando excusas, un viento que venga con propósitos y dos cojones para reformar su corazón, su cajita fuerte. Grita a sabiendas de que no la escuchan, pide auxilio en voz baja porque no quiere que nadie la suba a su espalda. Le dan miedo las alturas, pero volar es su hijo pequeño, el amor arcano del que no ve sólo porque no quiere ver. Hace laberintos en su mente, se pierde por un mundo que...

Bajo cero.

Apostaría y empezaría todo esto por el final, pero  las cosas se complican si tu ya no estás en mis finales. Si ya después de despedirnos no miras atrás por si yo también  lo hago. Porque lo hago.  Las cosas tropezaron cuando, por inercia, dejaste de ver al mundo como  nuestro reflejo al pisar un charco.  Nos hicimos polvo cuando  el invierno decidió ponerle un  grado menos a todo esto, cuando el brillo de tus ojos  se disfrazó de querer seguir aquí, mientras todo el resto de tu cuerpo había salido corriendo.  Porque el hielo quema, y tu risa da vida.  La suerte habla por ahí de ti, y vaya si da envidia.  Empezar por querer, y querer acabar por quererse.  Ojalá el amor fuera poesía, chocolate, películas y palomitas.  Y no tú, ni las caricias porque sí. Me cuesta mirar a través de ti, y si te quitas del medio me quedo ciego. Será cierto que no quise darme la vuelta, pero es que tu paisaje era tan bonito. No sé, por estas co...