Siempre he pensado que salir corriendo es más de valientes que de cobardes. Siempre he sido más de quedarme queriendo escapar, que de escapar queriendo quedarme. Claro está, que salga corriendo hacia donde estás tú, y que escapar signifique que alguien te abrace lo más fuerte que pueda.
También sé que las cosas se arreglan hasta que se rompen definitivamente, y que sólamente nos volvemos frágiles cuando esa persona es capaz de rompernos sin tocarnos. De acabar con nosotros. Bueno, qué mas da si tus abrazos lo arreglan todo, ayudan a escapar. Y tú realmente aprendes a valorar esos abrazos, cuando te toca darlos de fin en fin de semana. Porque no la ves. Porque no la sientes. Te tiras como una puta esperando a la felicidad a la vuelta de cada esquina. Cuando crees que la felicidad no existe, hasta que llega ese alguien y te demuestra que eso es mentira. Que se puede ser feliz. Que no siempre al tocar fondo sigue habiendo mierda. Un vaivén de contrastes que se cruzan y se interponen cada uno en el camino del siguiente. Y así. Pasa un Lunes, un Martes, un Miércoles.. y así hasta el puto domingo. La felicidad puede llegar en cualquier instante. No tiene porqué ser un Sábado. Los Lunes sin ti, son dos veces Lunes. Y quizás, un Miércoles, hayas cambiado de perfume, hayas preferido escoger la pasta de dientes de sabor menta a tu preferida de fresa. Por probar suerte, quizás. Puede que ese día llevaras tu ropa favorita para verme, y yo ni si quiera darme cuenta. Puede que los días pasen y tú te quedes para siempre, o decidas marcharte. Aunque siempre he creído en el amor, ya que no tiene cura, pero es el único remedio para muchos males.
De ti, va la cosa.
Pasa que quiero que me esnifes, ya sabes, ser tu vicio. Dame oportunidades y la cago, que se me da de puta madre. Y no sé, me gusta pensar que a base de pasos en falso también se llega a alguna parte. Que puede que nos equivoquemos, pues nos equivocamos. Que le den a lo correcto. Aquí manda el de la izquierda, porque yo por mucho que razone, nunca entiendo. Y si no hay mal que por bien no venga, ¿por qué nos preocupamos tanto? Chica, puede que me falte voluntad, o que me sobre vicio. Pero nadie sabe todo eso que se va cuando te necesito. Eso de que queremos encontrarnos sin apenas buscarnos. Ya sabes..
Compartir silencios,
Disfrutar suspiros.
Nadie ha echado a volar, sin haber caído después. Que le den al cielo, aquí mi límite lo pones tú. Sonríes y se cae Venecia rendida a tus pies. Lloras y el que caigo soy yo. Un desliz de emociones desquebrajándose al mismo tiempo que, joder, te busqué para que ordenaras este desorden. Y ahora que te he encontrado, sólo lo desordenas más. Y es que al fin y al cabo, me gusta. Me flipa que me desordenes.
Siempre he pensado que salir corriendo es más de valientes que de cobardes. Siempre he sido más de quedarme queriendo escapar, que de escapar queriendo quedarme. ♥
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