Ir al contenido principal

No te enfades, amor.

A qué sabes si te muerdo.

Estoy preocupado por la herida pero saltas como siempre.
Te encanta saltar, como siempre.

Y no por no llevar un lazo en el pelo
la felicidad es menos bonita.

Claro que me gustaría abrazarte,
pero ahora soy yo quien te acusa

de hacer que olvide el camino de vuelta,
de perderme a mi mismo.
Por ser irremediablemente cansino
cuando todos siguen jugando en el parque.
    
Mi boca confunde los suspiros con intentos de hacer aritos con el humo del tabaco.

Hoy por hoy
sigue la pistola cargada encima de la mesilla de noche,
y yo aun no me he atrevido a disparar.

Algún día vendré sin avisar
y traeré invitados.

Pero no te enfades,
que a mi los sentimientos
siempre me han acompañado a todas partes. 

Ganar,
ganar,
ganar,
pero ni idea de los premios. 
Que lo mismo se hace de noche
y seguimos fingiendo
que hay algo que nos alumbra el corazón.

A lo nuestro
que la abaricia rompe el saco.
Un par de viajes más y listo.
Un par de viajes más y sabré de ti
lo mismo que olvidé de otras personas.

Pero no te enfades,
que yo siempre bromeo
y no guardo nada bajo las sábanas.

Que sepas que he limpiado la casa
y la he pintado del color que decías
primavera.

Que si, cariño,
claro que me gusta el verano.
Por qué sino iba a estar
derritiéndome por tus huesos
sin haber preguntado a los médicos.

Claro, también vivo en invierno,
también fui dueño de lágrimas que emigraron
a otras mejillas.

De los árboles ni idea,
otoño se sabe cuidar solo.

Pero tú,
quién eres tú,
sino un ladrillo
de recreos que pesan
desde la infancia.

Tú,
cornisa de poemas que me hicieron llorar alguna vez.
Tú,
piel que araña las mañanas con las ansias
de un animal enjaulado.
Tú,
que agotas el tiempo que quise perder jugando a ser una estrella.
Ahora entiendo que brillar
no es otra cosa que no sea
sentir hormiguitas,
por lo que sea.

Pero no te enfades,
cualquier día de estos encontraremos el pendiente que resucita,
el pendiente desde preescolar,
el verano, primavera, otoño o invierno pendiente
que acumula figuritas de plástico malo.

Pero no te enfades, amor,
que mereces la pena
y ni siquiera por pena te saben esperar.

         
          


 
   

Comentarios

Entradas populares de este blog

A mi pesar.

 Me ha tocado ser indeleble. Adoptar al viento por la envidia del levante y la ley de la atracción que supone manejar el campo de visión que se me otorga a casi trescientos sesenta grados. Nunca tengo la periferia cubierta del todo. Siempre hay un atisbo, un espejo en ángulo muerto, un visor retro que me dice hasta cuándo estuve y la escala del cómo.  Ahora me ha dado por diseñar gráficos para comparar mi vida y obtener las malditas analíticas de cuánto he mejorado desde que nos despedimos. Lo jodido es que lleva casi un año sin actualizarse porque no tengo tiempo para pararme a pensar. Estoy mejorando, pero no sé medir la velocidad ni los peldaños. No sé en qué flaqueo ni lo que supero con creces. Mi vida es una expectativa. La realidad es que estoy cómodo, no sufro de más pero no dejo de sentirme insuficiente. La diferencia es que es muy diferente. Antes tendía a echarme a llorar y ahora suelo atenuar la importancia hasta alterar la indiferencia que me causa con respecto al ...

Ya no quiere ser fuerte.

Ya no salta. Piensa que se ha hecho mayor y que ya nadie quiere jugar a ser el astronauta que va saltando sobre sus lunares. Dice que está triste, que el mundo está triste. Y eso la hace estar más triste aún. Se le ha escapado una sonrisa, corred y pedid un deseo. Deseo no estar aquí. Deseo ser libre atada a sus brazos. No me acuerdo, pero era preciosa. Y educada, siempre me preguntaba si quería echar otro. Adivinadlo, no estoy hablando de pitis. Cuando el sol se pone su mundo se agita, se vuelca, se consume. No se siente capacitada para vivir sola, y define sola: sin ti. Mira por la ventana buscando excusas, un viento que venga con propósitos y dos cojones para reformar su corazón, su cajita fuerte. Grita a sabiendas de que no la escuchan, pide auxilio en voz baja porque no quiere que nadie la suba a su espalda. Le dan miedo las alturas, pero volar es su hijo pequeño, el amor arcano del que no ve sólo porque no quiere ver. Hace laberintos en su mente, se pierde por un mundo que...

Bajo cero.

Apostaría y empezaría todo esto por el final, pero  las cosas se complican si tu ya no estás en mis finales. Si ya después de despedirnos no miras atrás por si yo también  lo hago. Porque lo hago.  Las cosas tropezaron cuando, por inercia, dejaste de ver al mundo como  nuestro reflejo al pisar un charco.  Nos hicimos polvo cuando  el invierno decidió ponerle un  grado menos a todo esto, cuando el brillo de tus ojos  se disfrazó de querer seguir aquí, mientras todo el resto de tu cuerpo había salido corriendo.  Porque el hielo quema, y tu risa da vida.  La suerte habla por ahí de ti, y vaya si da envidia.  Empezar por querer, y querer acabar por quererse.  Ojalá el amor fuera poesía, chocolate, películas y palomitas.  Y no tú, ni las caricias porque sí. Me cuesta mirar a través de ti, y si te quitas del medio me quedo ciego. Será cierto que no quise darme la vuelta, pero es que tu paisaje era tan bonito. No sé, por estas co...