Ir al contenido principal

catálogo de personas.

Estoy seguro de que hay personas queriéndose más de la cuenta sin importarles el daño, peso, o casualidad que eso conlleve. Estoy súper convencido, el amor no es algo que se pueda medir y sin embargo le tratamos como a un niño pequeño. Es cierto que tenemos dos partes: la nuestra, y la que regalamos porque creemos que la otra persona la va a tratar o aprovechar mucho mejor que nosotros. También hay dos tipos de miedos: al que tememos y al que no. Y eso os lo explicará alguien sin deciros nada, solo marcando y estando. Soy de los que creen que nos equivocamos cuando creemos que las cosas están bien, porque seguro que podrían ir mucho mejor. Catalogo a las personas como conformistas, nos pongo un cinco en la nota y bueno, está bien. Pero qué sería tener un ocho, un nueve, diez..

Lo que quería deciros es que a veces nos conformamos con un poco de equilibrio porque no queremos meter más peso de la cuenta para que no balancee la cuerda y acabe por romperse.
También soy de los muchos que piden a gritos un cambio, pero no quieren cambiar. Porque me muero de ganas de estar aquí, de reír, de llorar. De cambiar tantísimo de ánimo que ni yo mismo sepa como realmente me encuentro. Porque me pierdo, y seguro que alguien viene a buscarme con una cuerda más resistente que la mía, con una sonrisa mayor, unas manos frías. Un llegar tarde que hace que lo bueno se haga esperar, porque se lo merece.

Y el mundo también se merece algo bonito, vamos a dárselo de una vez.

Comentarios

Entradas populares de este blog

A mi pesar.

 Me ha tocado ser indeleble. Adoptar al viento por la envidia del levante y la ley de la atracción que supone manejar el campo de visión que se me otorga a casi trescientos sesenta grados. Nunca tengo la periferia cubierta del todo. Siempre hay un atisbo, un espejo en ángulo muerto, un visor retro que me dice hasta cuándo estuve y la escala del cómo.  Ahora me ha dado por diseñar gráficos para comparar mi vida y obtener las malditas analíticas de cuánto he mejorado desde que nos despedimos. Lo jodido es que lleva casi un año sin actualizarse porque no tengo tiempo para pararme a pensar. Estoy mejorando, pero no sé medir la velocidad ni los peldaños. No sé en qué flaqueo ni lo que supero con creces. Mi vida es una expectativa. La realidad es que estoy cómodo, no sufro de más pero no dejo de sentirme insuficiente. La diferencia es que es muy diferente. Antes tendía a echarme a llorar y ahora suelo atenuar la importancia hasta alterar la indiferencia que me causa con respecto al ...

Ya no quiere ser fuerte.

Ya no salta. Piensa que se ha hecho mayor y que ya nadie quiere jugar a ser el astronauta que va saltando sobre sus lunares. Dice que está triste, que el mundo está triste. Y eso la hace estar más triste aún. Se le ha escapado una sonrisa, corred y pedid un deseo. Deseo no estar aquí. Deseo ser libre atada a sus brazos. No me acuerdo, pero era preciosa. Y educada, siempre me preguntaba si quería echar otro. Adivinadlo, no estoy hablando de pitis. Cuando el sol se pone su mundo se agita, se vuelca, se consume. No se siente capacitada para vivir sola, y define sola: sin ti. Mira por la ventana buscando excusas, un viento que venga con propósitos y dos cojones para reformar su corazón, su cajita fuerte. Grita a sabiendas de que no la escuchan, pide auxilio en voz baja porque no quiere que nadie la suba a su espalda. Le dan miedo las alturas, pero volar es su hijo pequeño, el amor arcano del que no ve sólo porque no quiere ver. Hace laberintos en su mente, se pierde por un mundo que...

Bajo cero.

Apostaría y empezaría todo esto por el final, pero  las cosas se complican si tu ya no estás en mis finales. Si ya después de despedirnos no miras atrás por si yo también  lo hago. Porque lo hago.  Las cosas tropezaron cuando, por inercia, dejaste de ver al mundo como  nuestro reflejo al pisar un charco.  Nos hicimos polvo cuando  el invierno decidió ponerle un  grado menos a todo esto, cuando el brillo de tus ojos  se disfrazó de querer seguir aquí, mientras todo el resto de tu cuerpo había salido corriendo.  Porque el hielo quema, y tu risa da vida.  La suerte habla por ahí de ti, y vaya si da envidia.  Empezar por querer, y querer acabar por quererse.  Ojalá el amor fuera poesía, chocolate, películas y palomitas.  Y no tú, ni las caricias porque sí. Me cuesta mirar a través de ti, y si te quitas del medio me quedo ciego. Será cierto que no quise darme la vuelta, pero es que tu paisaje era tan bonito. No sé, por estas co...