Ir al contenido principal

«Sin ti, yo no.»

Yo creía que las segundas oportunidades caían del cielo. Y por cada día que pasaba un sentimiento más moría en el mundo. Alguien se quedaba sólo, y otro encontraba a alguien. Y yo, pues estaba vacío. Es más, me he llegado a sentir tan vacío que quería sentir algo aunque no fuese de verdad y no. Las cosas no marchan así. A veces creemos que cuando alguien viene es para quedarse, para entrar a toda hostia en tu vida. Y lo que pasa es que te pilla sin el cinturón de seguridad. La salida de emergencia de tu vida se estanca, y ya no sabes qué hacer. ¿Aceleras hasta estrellarte. O te paras a pensar como un imbécil y rompes miles de pensamientos que podrían llegar a ser mucho más de lo que tú te crées que son? Sinceramente ya me suda la polla, porque cuando estoy contigo, como si arde Troya. Esto es lo que yo quería. Con lo fácil que es querer y lo mucho que nos complicamos. No es por nada, pero, te echo de menos. Quiero volver a perderme en tus ojos, aunque no me vuelva a encontrar a mi mismo. Te quiero cerca y te tengo lejos. Y quién sabe si me dedicas el tiempo que yo a ti. Eres mis clases de historia los lunes por la mañana, y así hasta el viernes. Los sábados eres un poco más pesada. Eres un tú, tú y tú constante. Los domingos son un poco complicados al levantarme, porque acostumbro a despertar sólo, cuando lo único que se me viene a la mente es tenerte a ti con los ojos cerrados al otro lado de la cama, con una mano rodeándome. Como cuando sientes que está, pero no. Así tía. Y es una putada. Porque yo siempre seré lo que tú quieras que sea, pero cuando no estás, yo ya no soy. No me imagino un futuro sin ti, tampoco quiero imaginarlo. Lo malo es que nunca te vas del todo, aunque supongo que es lo puto mejor que me puede pasar. Que te quedes. Que te quedes siempre, y pa' siempre. Que después de todo, sin ti yo no.

Comentarios

Entradas populares de este blog

A mi pesar.

 Me ha tocado ser indeleble. Adoptar al viento por la envidia del levante y la ley de la atracción que supone manejar el campo de visión que se me otorga a casi trescientos sesenta grados. Nunca tengo la periferia cubierta del todo. Siempre hay un atisbo, un espejo en ángulo muerto, un visor retro que me dice hasta cuándo estuve y la escala del cómo.  Ahora me ha dado por diseñar gráficos para comparar mi vida y obtener las malditas analíticas de cuánto he mejorado desde que nos despedimos. Lo jodido es que lleva casi un año sin actualizarse porque no tengo tiempo para pararme a pensar. Estoy mejorando, pero no sé medir la velocidad ni los peldaños. No sé en qué flaqueo ni lo que supero con creces. Mi vida es una expectativa. La realidad es que estoy cómodo, no sufro de más pero no dejo de sentirme insuficiente. La diferencia es que es muy diferente. Antes tendía a echarme a llorar y ahora suelo atenuar la importancia hasta alterar la indiferencia que me causa con respecto al ...

Ya no quiere ser fuerte.

Ya no salta. Piensa que se ha hecho mayor y que ya nadie quiere jugar a ser el astronauta que va saltando sobre sus lunares. Dice que está triste, que el mundo está triste. Y eso la hace estar más triste aún. Se le ha escapado una sonrisa, corred y pedid un deseo. Deseo no estar aquí. Deseo ser libre atada a sus brazos. No me acuerdo, pero era preciosa. Y educada, siempre me preguntaba si quería echar otro. Adivinadlo, no estoy hablando de pitis. Cuando el sol se pone su mundo se agita, se vuelca, se consume. No se siente capacitada para vivir sola, y define sola: sin ti. Mira por la ventana buscando excusas, un viento que venga con propósitos y dos cojones para reformar su corazón, su cajita fuerte. Grita a sabiendas de que no la escuchan, pide auxilio en voz baja porque no quiere que nadie la suba a su espalda. Le dan miedo las alturas, pero volar es su hijo pequeño, el amor arcano del que no ve sólo porque no quiere ver. Hace laberintos en su mente, se pierde por un mundo que...

Bajo cero.

Apostaría y empezaría todo esto por el final, pero  las cosas se complican si tu ya no estás en mis finales. Si ya después de despedirnos no miras atrás por si yo también  lo hago. Porque lo hago.  Las cosas tropezaron cuando, por inercia, dejaste de ver al mundo como  nuestro reflejo al pisar un charco.  Nos hicimos polvo cuando  el invierno decidió ponerle un  grado menos a todo esto, cuando el brillo de tus ojos  se disfrazó de querer seguir aquí, mientras todo el resto de tu cuerpo había salido corriendo.  Porque el hielo quema, y tu risa da vida.  La suerte habla por ahí de ti, y vaya si da envidia.  Empezar por querer, y querer acabar por quererse.  Ojalá el amor fuera poesía, chocolate, películas y palomitas.  Y no tú, ni las caricias porque sí. Me cuesta mirar a través de ti, y si te quitas del medio me quedo ciego. Será cierto que no quise darme la vuelta, pero es que tu paisaje era tan bonito. No sé, por estas co...