Ir al contenido principal

Digámoslo.

Digamos que ahora mismo me daría igual reir por todo que ponerme a llorar por nada. Y que nada me hace ilusión y todo me da igual, que esto es una mierda si no está. Cuando a veces solemos olvidar lo que nos da la gana en vez de lo que nos hace falta. Porque somos un poco masocas y nos quedamos con la parte negativa. Y cómo explicártelo.. es como si te quisiera a mi lado pero tuviera ganas de correr hacía otro sitio. Y siempre he sido más de quedarme queriendo irme, que de irme queriendo quedarme. Y llegas a ese punto en el que no lloras y eres capaz de sudar la puta tristeza. Porque tú ya no lloras, ni duermes por las noches pensando en si mañana abrirás los ojos y estará todo tal y como lo dejaste la noche anterior. Supongo que esto es como todo, unos vienen y otros van.. pero tú te quedas, siempre te quedas sin querer quedarte. Estás pero no estás, no se si me explico. Los mejores momentos se agarran de la cintura, y en esa curva me maté yo, por estar pendiente a la amortización de tu sonrisa. Digamos que tengo tantas ganas de todo, que no me importa quedarme sin nada. Pero sin ti yo no. Y luego, cojo y me derrumbo. Digamos que aprenderé a quererte así, te lo prometo. Por si te veo aparecer y se me viene el mundo encima. Prometo levantar el brazo para que me encuentres entre la multitud de la gente si algún día me vinieses a buscar. Que no hay sonrisa que dure cien años ni dolor que no se recuerde cada poco tiempo. Y bueno, digamos que, con sólo tenerte cerca, ya me sacarías de esta mierda.

Comentarios

Entradas populares de este blog

A mi pesar.

 Me ha tocado ser indeleble. Adoptar al viento por la envidia del levante y la ley de la atracción que supone manejar el campo de visión que se me otorga a casi trescientos sesenta grados. Nunca tengo la periferia cubierta del todo. Siempre hay un atisbo, un espejo en ángulo muerto, un visor retro que me dice hasta cuándo estuve y la escala del cómo.  Ahora me ha dado por diseñar gráficos para comparar mi vida y obtener las malditas analíticas de cuánto he mejorado desde que nos despedimos. Lo jodido es que lleva casi un año sin actualizarse porque no tengo tiempo para pararme a pensar. Estoy mejorando, pero no sé medir la velocidad ni los peldaños. No sé en qué flaqueo ni lo que supero con creces. Mi vida es una expectativa. La realidad es que estoy cómodo, no sufro de más pero no dejo de sentirme insuficiente. La diferencia es que es muy diferente. Antes tendía a echarme a llorar y ahora suelo atenuar la importancia hasta alterar la indiferencia que me causa con respecto al ...

Ya no quiere ser fuerte.

Ya no salta. Piensa que se ha hecho mayor y que ya nadie quiere jugar a ser el astronauta que va saltando sobre sus lunares. Dice que está triste, que el mundo está triste. Y eso la hace estar más triste aún. Se le ha escapado una sonrisa, corred y pedid un deseo. Deseo no estar aquí. Deseo ser libre atada a sus brazos. No me acuerdo, pero era preciosa. Y educada, siempre me preguntaba si quería echar otro. Adivinadlo, no estoy hablando de pitis. Cuando el sol se pone su mundo se agita, se vuelca, se consume. No se siente capacitada para vivir sola, y define sola: sin ti. Mira por la ventana buscando excusas, un viento que venga con propósitos y dos cojones para reformar su corazón, su cajita fuerte. Grita a sabiendas de que no la escuchan, pide auxilio en voz baja porque no quiere que nadie la suba a su espalda. Le dan miedo las alturas, pero volar es su hijo pequeño, el amor arcano del que no ve sólo porque no quiere ver. Hace laberintos en su mente, se pierde por un mundo que...

Bajo cero.

Apostaría y empezaría todo esto por el final, pero  las cosas se complican si tu ya no estás en mis finales. Si ya después de despedirnos no miras atrás por si yo también  lo hago. Porque lo hago.  Las cosas tropezaron cuando, por inercia, dejaste de ver al mundo como  nuestro reflejo al pisar un charco.  Nos hicimos polvo cuando  el invierno decidió ponerle un  grado menos a todo esto, cuando el brillo de tus ojos  se disfrazó de querer seguir aquí, mientras todo el resto de tu cuerpo había salido corriendo.  Porque el hielo quema, y tu risa da vida.  La suerte habla por ahí de ti, y vaya si da envidia.  Empezar por querer, y querer acabar por quererse.  Ojalá el amor fuera poesía, chocolate, películas y palomitas.  Y no tú, ni las caricias porque sí. Me cuesta mirar a través de ti, y si te quitas del medio me quedo ciego. Será cierto que no quise darme la vuelta, pero es que tu paisaje era tan bonito. No sé, por estas co...